Cuál es la diferencia entre enseñar desde el “qué” y desde el “cómo”

La docente e investigadora Melina Furman rechaza la educación enciclopedista y alienta a los profesores a animarse a impartir conocimientos de formas innovadoras




Los avances tecnológicos y de pensamiento han llegado a nuestras vidas de muchas maneras, pero a veces parece que la escuela y la educación no avanzan al mismo ritmo. La pedagogía sigue repitiendo fórmulas que ya han quedado en el pasado, por lo que muchos especialistas apuestan a una renovación en los abordajes.

“Pareciera que el enciclopedismo quedó de lado, que hace mucho que la didáctica le dice que no a este tipo de transmisión de conocimiento, pero lo que muestra la investigación es que aún seguimos enseñando conocimiento enciclopédico, acabado e inerte. Es algo que uno recuerda, lo vuelve a mencionar en alguna evaluación y se acaba la historia. No sirve para pensar. Hay gente que está haciendo cosas maravillosas de manera diferente, pero la generalidad sigue siendo así”, sostuvo la Lic. en Ciencias Biológicas de la UBA, Melina Furman, quien también es docente e investigadora del Conicet.

Respecto a esta forma de enseñar, planteó: “Son aprendizajes frágiles. No es que los chicos no saben nada, pero todo está prendido con alfileres. Tienen datos sueltos, sin demasiados marcos integradores, sin una comprensión más fuerte del mundo. Sobre todo, hay muy poco trabajo sobre las capacidades de razonamiento, de reconocerse como aprendiz, de discutir y de buscar argumentos. La escuela tiene una gran oportunidad para enseñar estas cosas y no lo está haciendo”.

“Una de las grandes razones por las que no hacen cosas diferentes es porque tampoco lo hacemos en la formación docente. El conocimiento fáctico se imparte: aprenden poco, mucha teoría, didáctica pero, a la hora de pensar el cómo enseñar, siguen aprendiendo modelos muy tradicionales, que luego llevan al aula. Enseñar distinto se hace muy cuesta arriba de esa manera”, lamentó Furman.

En diálogo con “Aprendemos juntos” por Radio Arinfo, la Directora del programa de Educación en Ciencias de la Universidad de San Andrés, valoró los esfuerzos que hacen maestros y profesores por cambiar esta tendencia: “Es muy lindo ver cuando los docentes empiezan a probar cosas nuevas y estas dan resultados. Cambian de actitud. Es un click que hasta ayuda a reconectar con la ‘llama docente’. Hay muchos que están muy frustrados, sienten que lo que hacen no llega a los chicos y no funciona pero, cuando prueban algo distinto y funciona, lo que sucede es mágico”.

“Se trata de usar el aula como laboratorio para aprender uno mismo: probar y ver si funciona, por qué, darle vueltas al asunto. La práctica puede ser una oportunidad para seguir aprendiendo como docente e investigador. Eso es maravilloso”, destacó.

Furman reconoció que, muchas veces, la brecha generacional con los adolescentes es difícil, pero aclaró: “No son seres abúlicos, están llenos de energía y pasión. El gran interrogante es cómo unir esas dos cosas: la pasión con las ganas de aprender lo que los docentes tenemos para enseñar. Cuanto más desafiantes y convocantes seamos, mejores serán los resultados. No es sencillo, pero hay gente logrando muy buenos resultados. Hoy se están logrando mejores resultados en primaria que en secundario porque en los más chiquitos aún hay un deseo de curiosear y aprender. Es una oportunidad para formar bases y ladrillos del pensamiento”.

La docente se apoya mucho en el concepto de ‘Ideas maravillosas’: “Son m0mentos en que uno hace ‘click’ en la vida.  Pueden ser cosas muy chiquitas. Son ideas que nos hacen sentir poderosos en el mundo. Nuestro deber como docentes es generar contextos para que esas ideas maravillosas se produzcan”.

También inventó la idea de la enseñanza como ‘Aventura multicolor’: “En la ciencia hay algo muy aventurero, de exploración. Eso debería llegar al aula, en contraposición al aprendizaje más gris, donde repetimos sin entender y nos acostumbramos a eso. Hay algo de la alegría que hay que recuperar en el aula. Recordar por qué se eligió la docencia y eso se contagia a los chicos”.

En ese sentido, la integrante de la ONG Expedición Ciencia diferenció entre enseñar desde el ‘qué’ y desde el ‘cómo’ ya que con el segundo “uno aprende a investigar, a hacer preguntas, a probar cosas nuevas, a resolver problemas”. En esa línea, instó a los docentes a “apelar a la emoción en las preguntas para pensar”.

Finalmente, habló de la instancia de evaluación como “un hueso muy duro de roer”: “A veces se cambia la enseñanza pero, a la hora de evaluar, se sigue evaluando el conocimiento acabado. Eso es complicado porque manda la señal a los chicos de que lo importante es ese conocimiento fáctico que tienen que regurgitar. Además, porque los docentes tenemos que evaluar lo que realmente enseñamos, con situaciones que pongan en juego ese enseñar a pensar. Las pruebas internacionales, por ejemplo, son una oportunidad para mirar sus preguntas y tomarlas como Norte para trabajar con los chicos de nuestras escuelas. Cuando la evaluación es un espejo de la enseñanza, esta se vuelve también más auténtica”

“Cuando uno empieza a transformar la enseñanza, los resultados en la evaluación son impresionantes”, concluyó la especialista desde los micrófonos de Radio Arinfo.
  

Escuchá "Aprendemos juntos" los miércoles de 17 a 18 horas por www.arinfo.com.ar

 



 
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