Viajar de mochilero: “En el camino pasan cosas mágicas”

Una pareja cuenta sus aventuras por Sudamérica. Hablan de lo que implica conocer otras culturas y explican cuándo uno se da cuenta de que es momento de volver a casa




Belén es una joven que, hace solo unos años, se animó a realizar un cambio en su vida y comenzó a viajar por Sudamérica como mochilera.

“Fue una coincidencia hermosa porque yo era una persona muy miedosa como para animarme a hacer tal aventura. Un día, un grupo de amigos de Buenos Aires decidió irse de viaje y, a los dos meses, se nos ocurrió con mi novio de aquel entonces sumarnos. En principio, me daba bastante miedo pero, una vez que empecé a viajar, le agarré el gustito. Fue mi primer viaje y duró dos años”, relató la joven, quien aseguró que durante esa travesía tuvo “experiencias muy lindas”.

Belén comenzó su viaje en Bolivia. Luego, pasó a Perú y más a tarde a Ecuador, donde se juntó con su grupo de amigos. En ese país comenzó a trabajar y a hacer proyectos para seguir viajando. Ya en Colombia, conoció a un joven llamado Miguel, se puso de novia y se quedó un año y tres meses. “No tenía ni previsto viajar ni quedarme en otro país, pero así fue”, reconoce.

Con Miguel los une el amor por viajar. “Yo salí con ganas de conocer el Amazonas. Quería aprender sobre plantas medicinales y de los indígenas cómo trabajarlas. Me encontré con mucha medicina y muchos amigos de viaje. Fue una experiencia muy bonita. Llegué solo al pie del monte amazónico, no al centro de la selva”, contó el joven.

Belén tiene mucho amigos viajeros, pero admite que, en cierto punto del viaje, surge la necesidad de volver a casa: “Te empieza a tirar la familia, eso es lo primero. Extrañás, además, la familiaridad de escuchar a todos hablando como vos. Uno quiere tomarse unos mates o comer ciertas cosas. Después de determinado tiempo, algunos manejan eso mejor y otros peor. Algunos demoran siete años en volver, por ejemplo”.

“Pero, una vez que saliste a viajar, creo que siempre vas a estar yendo y viniendo. Podés volver porque necesitás estar con tus vínculos, pero reposás y volvés a salir. Viajar es un camino de ida”, aseguró la joven en diálogo con “Viajeros voluntarios” por Radio ArinfoPlay.

Miguel destacó las enseñanzas que dejan los viajes: “Uno se encuentra con personas con un nivel de conciencia más elevado por conocer tantos paisajes, gente y formas diferentes de hacer las cosas. Es otro pensar, una conciencia expandida que tiene lo mejor de cada cultura. Cuando se viaja, se conocen a personas en la onda de uno. Hay mucha gente abierta. Es gente que quiere conocer y aprender. Primero, el viaje es para conocer paisajes. Luego, para conocerse a uno mismo. Se trata de aprender de nuestros errores y crear una conciencia más interna”.

La pareja, que hoy vive en Villa Carlos Paz, Córdoba, y que trabaja en gastronomía, explicó que, viajando de mochilero, es “complicado” tener una rutina porque “no hay horarios”. También recomendaron a quienes quieran emprende una aventura de ese tipo que estén atentos a las cuestiones vinculadas a las visas y los permisos de permanencia en los distintos países.

Pero Belén y Miguel no viajaron solos. En el camino, se encontraron con una perrita a la que adoptaron y llamaron Wayra: “Nosotros no la elegimos, pero se fue quedando. Dicen que hacerte cargo de un perro viajando es complicado porque no tenés casa. Pero, frente a todos los malos pronósticos, nos dimos cuenta que no es tan difícil. Si es para uno, aparece y se va dando. Ella viajó desde el Amazonas, al sur de Colombia, y llegó hasta Argentina. Fue apareciendo, no nos dejábamos domesticar nosotros. Ella sola hoy se guarda en su bolso. Le fascina viajar. Se vuelve tolerante a las personas y a las cosas, igual que nosotros”.

Finalmente, hablaron desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay de una de las casualidades más especiales que vivieron en el trayecto: “Encontrarte con gente conocida en algún lugar del mundo, no es casual. Nos volvimos a encontrar un año y medio después, en lugares totalmente diferentes, con gente con la que compartimos viaje antes. En el camino pasan cosas mágicas”.

 


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