¿Qué comían los habitantes de la Patagonia hace diez mil años?

Un grupo de investigadores argentinos analiza sus costumbres y prácticas a través de heces fosilizadas que se conservan hasta el día de hoy





Un grupo de bioquímicos, que trabaja en la ciudad de Mar del Plata, ha realizado diversos hallazgos científicos a través del estudio de coprolitos, que son heces fosilizadas o deshidratadas que se encuentran en contextos arqueológicos como cuevas o aleros, que han sido habitadas por el hombre o por los animales.

“Esos coprolitos quedan en los sedimentos. Los arqueólogos los encuentran, los extraen y nosotros analizamos su contenido. Esa información es muy útil para los arqueólogos. Ellos, con nuestras interpretaciones, llegan a entender aspectos de las poblaciones de cazadores-recolectores que habitaban la Patagonia”, explicó la Dra. Lidia Susana Burry, quien dirige la investigación en Mar del Plata, al programa “Comunicante de hoy” en Radio Arinfo.

Las muestras obtenidas provienen del Cerro Casa de Piedra, en el Parque Nacional Perito Moreno, dela provincia de Santa Cruz. Los arqueólogos y este grupo de bioquímicos trabajan juntos hace ya casi seis años.

En el laboratorio en Mar del Plata, se trabaja en parasitología y en la rama de la botánica para descubrir qué fragmentos vegetales aparecen en los coprolitos, con la idea de reconstruir las dietas de los sujetos que habitaron la Patagonia.

“Las especies vegetales que encontramos son las mismas que aparecen en la actualidad. En coprolitos humanos hemos visto restos vegetales de frutos como la chaura ola murtilla, que son plantas o arbustos que tienen frutos comestibles muy chiquitos. También se han encontrado restos del fruto del calafate. Todas estas plantas siguen estando actualmente”, señaló Burry.

Luego, agregó: “En los coprolitos de guanaco hay una diversidad mucho más amplia de especies que se consumían, por ser un animal herbívoro”.

“Esa información es útil no solo para saber qué comían humanos y animales, sino para saber qué especies había en ese momento”, remarcó la bioquímica y precisó que los coprolitos estudiados tienen entre tres mil y diez mil años de antigüedad, según su fechado carbónico.

Burry subrayó que lo importante de esta investigación es poder reconstruir las prácticas de nuestros antepasados y de sus animales: “Podemos ver en los registros de los humanos, que estos han consumido material vegetal que fructifica en primavera-verano. De los de los guanacos, vemos que se asocian más a un tipo de vegetación de otoño-invierno. Hay varias incógnitas e hipótesis: que el guanaco se guarecía en invierno o que el hombre también estaba en invierno y llevaba a los guanacos a consumir. Estamos tratando de dilucidarlo”.

“Lo interesante de este lugar en el que estamos trabajando es que tiene muy buena preservación y mucho material como para seguir trabajando. La idea  futuro es comparar con otros sitios de la Patagonia, es decir, hacer estudios comparativos”, finalizó la científica desde los micrófonos de Radio Arinfo.


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