Cómo se trabaja en el Bachillerato Popular de Villa Soldati

Un docente habla de este espacio de educación horizontal que hace hincapié en el aprendizaje como herramienta para la práctica cotidiana





Agustín Tillet nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y llegó a la Ciudad luego de terminar el secundario con el objetivo de estudiar Sociología. Mientras cursaba la carrera, unos conocidos lo invitaron a participar de una experiencia de educación popular y así llegó al Bachillerato Popular de Villa Soldati.

Hoy, con 28 años, Agustín ya lleva cuatro como docente de historia y geografía en ese espacio, como parte de una pareja pedagógica al frente de un grupo.

“Milito desde el espacio de la educación, que es clave para la transformación social. Es una especie de optimismo a la “Freire” (por Paulo, el educador y pedagogo brasileño). Hay en nosotros una vocación política de transformación social y eso nos mueve a ponerle el cuerpo todos los días a la educación popular. Creemos que las posibilidades de cambio pasan por una educación distinta. El día que ese optimismo se acabe, colgamos los guantes y nos dedicamos a otra cosa”, dijo el joven.

Al ser consultado sobre las características de los bachilleratos populares, planteó: “La educación popular es 100% distinta, desde los contenidos hasta lo formal, cuestiones que en realidad no son separables. Hay diferencias en el trato en el aula, en la forma de concebir las clases y en las materias. Incluso, en el repensar si la separación entre materias es pedagógicamente útil o si complica la comprensión de un mundo que en sí es una totalidad”.

“Nosotros tratamos de partir de conocimientos que sean lo más cercanos posibles a la realidad de los que formamos parte del bachillerato, tanto alumnos como profes. No queremos que sea una cuestión abstracta. Para ser transformador, el conocimiento debe tener relación directa con lo que vivimos cotidianamente”, aseguró Tillet a “Diálogos 3.0” en RadioSofia.

El oriundo de Mercedes afirmó que Villa Soldati “es un barrio complejo” debido a diversos factores: “La densidad poblacional está entre las más bajas de la Ciudad y hay muchos espacios verdes. En los últimos años, la zona se ha visto sacudida por distintos dispositivos traídos desde los gobiernos. Por ejemplo, el barrio se ha llenado de agentes de Gendarmería y los habitantes no los ven con buenos ojos ni entienden que eso ayude a mejorar su nivel de vida”.

“Además, este es un barrio de gente laburadora. Los alumnos del bachillerato llegan después de trabajar, luego de un día agotador y eso se contempla”, agregó.

Tillet también señaló que se trata de una zona “muy afectada” por las políticas neoliberales de los 90’: “Aún no hay muchas políticas claras. No se consulta a los vecinos a la hora de tomar decisiones como la instalación del Metrobus u otras cuestiones. Además, aún está muy presente el conflicto del Indoamericano y la toma de Lugano. Son problemáticas territoriales que se viven de manera muy fuerte”.

“Este es un barrio con muchas personas de colectividades bolivianas y paraguayas. Eso da una diversidad a la cual podemos sacarle frutos para que compartan sus experiencias. Es algo que no hace más que enriquecer al bachillerato”, planteó.

Respecto a las diferencias que existen con los CENS (Centros Educativos de Nivel Secundario), que también dan títulos oficiales a adultos que quieren terminar la escuela, precisó: “Hay contrates en la forma y el contenido. Nosotros hacemos una acción política. Intentamos que los bachilleratos populares estén insertos en la comunidad y aborden problemáticas comunales. La idea es que las materias se acerquen a las problemáticas del barrio. Esos son nuestros objetivos. Además, nos autogestionamos e intentamos tener autonomía como espacio: las decisiones y resoluciones se toman siempre en asamblea, escuchando todas las opiniones”.

Finalmente, Tillet habló con RadioSofia sobre cómo lograron que su espacio sea reconocido de manera oficial: “El primer año aún no había reconocimiento oficial del título. Se ganó poniendo el cuerpo  en la calle, haciendo un gran acampe y exigiendo al estado. Desde 2009 a la fecha, todas las promociones tienen títulos oficiales, pero todos los años debemos volver a las calles para que se revaliden ya que ese es uno de los grandes puntos por los que se acercan las personas, no así por la experiencia de educación popular, que es algo que se adquiere una vez adentro”.

“La relación con el estado es tensa. Es una consecuencia política que no podemos evitar. Esto no es voluntarismo puro, sino una acción política. Eso tiene consecuencias hacia adentro del área y en el trato con los estudiantes. Aún hay miedo y desdén hacia la palabra “política”, pero nosotros tratamos de complejizar eso”, concluyó.



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