Las otras terapias florales: un universo a descubrir

Una especialista habla de la existencia de sistemas diferentes pero complementarios a las famosas Flores de Bach





Todos conocemos la existencia y el poder de las Flores de Bach. Sin embargo, muchos ignoran la existencia de otros sistemas florales que también nos pueden brindar numerosos beneficios en nuestra salud y en nuestro ánimo.

“La gran mayoría conoce o probó las flores de Bach, pero esto se ha quedado un poco en el tiempo. Hoy, en diversas partes del mundo y siguiendo el legado del Doctor Bach, hay personas y canalizadores que han incorporado otros sistema florales. Actualmente, hay uno 800 sistemas florales en todo el mundo, pero los más conocidos son los que más se asemejan a las flores de Bach y que tienen bastantes años en el medio como las flores de California o las de Saint Germain”, explicó la especialista y docente en terapia floral Natalia Cestaro.

La especialista sostuvo que existen muchos psicólogos y terapeutas que trabajan con flores y que eligen estos sistemas ‘alternativos’ que se mezclan y se complementan perfectamente entre ellos.

“Ningún sistema es completo en sí mismo. Es por eso que se pueden utilizar varios simultáneamente ya que tienen el mismo poder vibracional y trabajan con la misma energía. Incluso, se pueden mezclar en el mismo gotero. La única diferencia entre ellos es que son flores de distintos países”, precisó Cestaro en diálogo con “La hora positiva” por Radio Mente Libre.

La experta dio cuenta de los beneficios que puede traer al paciente la combinación: “El uso de algunos sistemas para un tema específico tal vez requiere de muchos meses de tratamiento, pero eso mismo se puede solucionar con una esencia floral puntual y específica de otro sistema y ganar tiempo”.

“Hay gente que toma 15 flores de Bach distintas, pero tal vez puede abordar su necesidad con una flor específica de otro sistema”, remarcó.

A la hora de de dar más detalles sobre las flores de California, Cestaro contó: “fue creado por una pareja de ese estado de Estados Unidos  siguiendo el legado del Doctor Bach. Este sistema es muy bueno cuando el síntoma psicosomático ya se hace a nivel físico y es muy claro. Para los miedos se utiliza, por ejemplo, el garlic. En tanto, la Mariposa Lily refiere a la relación con la madre y el Sunflower a la relación con el padre. Debemos reconciliar nuestro rol con ellos para evolucionar como seres humanos y poder desarrollar la tarea que vinimos a hacer a este mundo”.

“Las flores de Saint Germain, en cambio, fueron desarrolladas en la década del 90’ y trabajan a nivel espiritual y energético. Con ellas se abordan aspectos internos, del alma, de nuestros antepasados y de otras vidas. Trasmutan bloqueos energéticos muy viejos y, tal vez, generacionales”, detalló la especialista.

En ese sentido, comentó: “Dentro de ellas a mí me encanta la Leucantha, que trabaja a nivel efectivo y con el amor de madre que no hemos tenido. La carencia afectiva se desarrolla de diferentes formas en las personas, que luego buscan ser aceptadas. Con esta flor, se sana esa huella y la persona se siente más contenida”.

“Las flores que crecen en un lugar determinado tienen que ver con la vibración de la gente que reside allí”, aseguró Cestaro, quien también dijo que los temas más planteados en las consultan suelen ser los miedos, el sentimiento de soledad y los duelos.

Asimismo, añadió: “También se presenta mucho lo existencial: el qué vine a hacer o para qué estoy acá. Hay crisis de angustia o sentimientos de insatisfacción porque la gente hace lo que la sociedad le marca, que no es su verdadera misión en esta vida, y se sienten frustrados porque quieren un cambio”.

“La terapia floral implica que la persona se haga responsable y se cure a sí misma a través de un autocompromiso. De lo contrario, se boicotea el tratamiento”, afirmó la especialista, quien también hizo un llamado a volcarse más a lo espiritual.

Finalmente, habló con Radio Mente Libre sobre la perspectiva del terapeuta: “Iniciar un tratamiento implica tomar a la persona en forma integral, en ir al origen y entender que la enfermedad no es un castigo, sino una lección a aprender. Se trata de escuchar al otro, de saber qué le pasa, cómo es y las características de su historia. No debemos ser superficiales porque, cuantas más herramientas tenemos desde lo psicológico, más podemos saber sobre lo que le pasó. Hay que preguntarle de todo y el paciente debe estar abierto a esto. El profesional debe ser idóneo para prescribir correctamente”.

“El cuerpo nos habla. Cada síntoma físico tiene una lectura a nivel emocional. Los distintos sistemas florales hacen conocer los distintos tipos de personalidad. Hay un antes y un después de ellos. Uno enferma en base a cómo es”, concluyó. 



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