“Vivir en un pueblo es lindo, pero también un gran ahogo”

La actriz y dramaturga Alejandra Rubio estrenó la obra “Delicioso paraíso”, la cual tiene mucho de autobiográfico





Aquellos que viven en los pequeños pueblos, muchas veces sueñas con cómo sería vivir en las grandes ciudades. Los que están en las capitales, a veces fantasean con dejar todo y comenzar de nuevo en la tranquilidad del interior. La vida de la dramaturga Alejandra Rubio resume esos sentimientos de ambos espacios y, desde su actualidad en la gran ciudad, escribió una obra que recuerda las vivencias de su crianza en Rafaela, Santa Fe.

 

La obra “Delicioso paraíso”, estrenada recientemente en el teatro Del Abasto, cuenta la historia de un pueblito a partir de una gran dosis de humor negro. “Eso ayuda a sobrellevar el agobio y el ahogo que implican las cosas lindas y feas que tiene los pueblos”, aseguró Rubio.

 

En diálogo con el programa “Los dados sumaron siete” de Radio Arinfo, la actriz y dramaturga contó cómo este espectáculo nació de sus propias vivencias en su Rafaela natal: “Yo adoro volver, porque tengo mis amigas allá, pero vivir allí tiene una parte linda y también otra de gran ahogo, porque todos saben todo de todos y se vive intensamente, a través de la vida de los otros".

 

 

“Es complicada la vida en muchos aspectos, incluso en las relaciones. Si te peleás con un novio y te asocian a él, es complicado conseguir otro, porque un pueblo tiene sus códigos”, contó.

 

La obra refleja un momento muy especial, como es un velorio. “En un pueblo esto es como una fiesta, la gente lo espera con alegría. Es casi morboso porque hay cierto placer en acompañar los dolores de los otros o en ir para ver lo que se puso el otro. Como en esos lugares pasan muy pocas cosas, un velorio es todo un acontecimiento”, sostuvo la autora.

 

“Delicioso paraíso” no se olvida de los personajes tradicionales, los que cualquiera podría encontrar en un pueblito: el vecino que escucha cumbia fuerte, la señora que sale a la calle con los ruleros y la red, el viejo.

 

“Es un proyecto arriesgado y había mucha resistencia, pero para mí es una manera de sanar, porque yo crecí en un pueblo. Las almas que están ahí, con las que el público se divierte y se ríe, son en realidad mi gente: mis amigos, mi familia, mis vecinos. Hay un poco de historia mía, yo adoro esta obra pero reconozco que es feroz y que tiene humor negro”, manifestó Rubio en el aire de Radio Arinfo, sin esconder la raíz autobiográfica del espectáculo.





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Finalmente, sobre el abordaje humorístico que adoptó para contar la historia, explicó: “Eso es para reflexionar, para tratar de salir de la hipocresía y vivir de manera más sencilla. Intento desmitificar u desdramatizar, pero sé que la obra es osada y fuerte”

 


 
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