Una mirada profunda sobre el femicidio y su cobertura mediática

Dos comunicadoras cuentan sus experiencias en el estudio de casos que terminaron con la muerte de mujeres a manos de sus parejas





La violencia de género y los femicidios han tomado mayor notoriedad en los últimos tiempos en los medios masivos de comunicación. Sin embargo, ¿es esta cobertura acorde a la gravedad del hecho? ¿se realiza contemplando el respeto hacia la víctima?.

Mara Ávila es una estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la UBA que, para su tesina de grado, eligió un tema personal y se decidió a realizar un documental sobre el femicidio de su madre, María Elena Gómez, quien fue asesinada por su pareja en el año 2005.

“Este proyecto está motivado por la tesina de la carrera de Comunicación pero también quiero que tenga un alcance mayor. Me junté con Carolina Reynoso, que es directora de cine y que dirigió una película sobre aborto, para que me ayude. Con ella nos presentamos ante el Incaa para conseguir un subsidio para desarrollo de guión. Yo quiero contar la historia en primera persona, poniéndome como protagonista y también con algunos recursos ficcionales. Quiero ofrecer mi historia para que algo cambie”, dijo la joven.

En el año 2005 aún no existía la figura penal del femicidio, por lo que el asesino Jorge Ernesto Narcisi fue juzgado por homicidio simple y le dieron nueve años de condena que, finalmente, fueron reducidos a ocho. Hoy, ya está en libertad.

“En su momento, mi familia y yo nos sentimos satisfechos con la condena porque la pena estaba dentro de lo esperable en ese momento. El tema es que, años después, mi abogado nunca me supo decir si había salido en libertad o no. El año pasado estuve en una ponencia en el Centro Cultural de la Cooperación y pensé que él estaba ahí. Por eso me decidí a ir a los tribunales para saber qué pasó y me dieron la información de que Narcisi estaba libre porque ya cumplió su condena”, contó la estudiante de Ciencias de la Comunicación.

Más allá del documental, la joven escribió una ponencia llamada “Femicidio de María Elena Gómez, mi derecho a réplica como hija de la víctima”, donde hace hincapié en que el caso no se trató de un crimen pasional, como se dijo en el momento en muchos medios.

“Si yo no fuera protagonista de la historia como hija de una víctima, tal vez no me hubiera sentido interpelada por la temática. Mi vida cambió completamente y me politicé mucho más, sobre todo a partir de 2010 en la facultad. Hoy estoy atravesada por esta historia como hija de una víctima. Desde ahí puedo contar y dar cuenta de que esta problemática atraviesa a todas las clases sociales. Afortunadamente, ha habido un movimiento social que provocó pero, a pesar de eso, aún hoy se sigue hablando de ‘crimen pasional’. Al menos, también se habla de femicidio y, aunque no todos sepan lo qué es, hay más sensibilidad social al respecto”, consideró Ávila en diálogo con “El club de los intolerantes” por Radio ArinfoPlay.

María Florencia Guerrero es Licenciada en Ciencias de la Comunicación de la UBA y en su tesina eligió el femicidio de Wanda Taddei, quien fuera asesinada por su pareja, Eduardo Vázquez, el baterista de la banda Callejeros. Ese caso le sirvió para analizar cómo se habían cubierto otras situaciones casos similares de violencia, con hincapié en el femicidio por incineración.

“En el caso de Wanda Taddei hubo una espectacularización del asesinato. Hubo muchos mecanismos similares y calcados a la hora de contar diferentes casos porque, en realidad, parece que no importa quién es la víctima: es una más y muchas veces no se la menciona. En el caso de Wanda, ella aparece porque es ‘La mujer de’. Es la mujer del baterista de una banda que se hizo famosa  tras Cromañón, donde murieron 194 personas quemadas. El paralelo y el paragón constante a la tragedia de Cromañón aparecía siempre en la cobertura y se iba borrando el asesinato de Wanda”, explicó Guerrero.

En esa línea, amplió: “El femicidio de Wanda ocurrió el 10 de febrero de 2010. En ese momento, Callejeros iba a tocar en Cosquín. Las notas que pretendían hablar de Wanda, primero hablaban de si Callejeros iba a ser bajado o no del espectáculo. Tal vez, había un párrafo donde se mencionaba que Wanda seguía internada, porque su agonía duró unos cuantos días, pero la mujer estaba siempre borrada. También siempre aparecía el dato cuantitativo del porcentaje de cuerpo quemado, porque parecía que valía la pena mencionarlo. Todos los datos son interesantes si vienen acompañados de una reflexión, pero si es por el dato mismo, es morbo al 100%”.

“Además, había muchas imprecisiones sobre las instancias que habían generado el fuego. Eso me llevó a titular la tesina “Mujeres que se queman solas”. En definitiva, parecía que las mujeres en un rapto de locura se habían rociado de kerosene y se habían prendido fuego. El victimario se borraba del discurso y se incluían testimonios de fuentes policiales que lo libraban de culpa y cargo. También había testimonios de allegados de la pareja que decían que se llevaban muy bien o que no tenían problemas, eso me llevaba a pensar que lo que se estaba construyendo en esa nota era que, al final, ‘la mina se quemó sola’. También había imprecisiones sobre por qué se llegó a ese extremo de violencia que parecían hablar de que ‘ella se lo buscó’.  Aparecía siempre nombre y apellido de la víctima, con imagen de ella en una camilla de hospital con todo el cuerpo quemado. En el caso de Wanda Taddei se lo nombraba Eduardo Vázquez, porque si no no hubiese sido noticia, pero en otros casos de femicidio, simplemente se exponía a la mujer con nombre y apellido y el tipo jamás aparecía. Eso es significativo porque las mujeres que sobrevivían ya no solo iban a quedar marcadas de por vida, sino que también habían sido expuestas en los medios y su vida ya no iba a ser la misma”, recalcó la Lic. en Ciencias de la Comunicación.

Guerrero también destacó la importancia que ha adquirido el término ‘femicidio’ en los medios: “Los que estudiamos Comunicación sabemos que lo que no se nombra, no existe. Por eso es fundamental que no se iguale el homicidio de un hombre al de una mujer, porque no es lo mismo, porque las causas por las que acontecen no son iguales. Por eso es tan importante que la figura de femicidio o feminicidio aparezca hoy en nuestro Código penal, pero también en la prensa”

Además, reclamó que formación en género sea incluido en las currículas de carreras de comunicación y periodismo.

Finalmente, Ávila relató cómo fue la cobertura mediática del femicidio de su madre: “El caso de mi mamá fue transmitido por la tele y Crónica fue el medio más cruel. Con esta investigación para el documental fui a la biblioteca y vi cómo apareció en la tapa del diario una foto del cadáver de mi mamá y también en una página interna. Hoy ha habido un leve cambio al respecto, se ilustran notas con imágenes alusivas”.

“Mi documental es una búsqueda de sanar a través del arte. Quiero hacer algo que evite el morbo y que sea personal. Va a incluir danza, textos que grabo. Quiero que sea poético y performativo. A la única que quiero dar la voz es a mi mamá”, finalizó desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.  


Escuchá "El club de los intolerantes" los jueves de 22 a 23 horas por www.arinfoplay.com.ar

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