La tensa relación entre el medio ambiente y la economía

El historiador ambiental Antonio Elio Brailovsky analiza las dificultades e incompatibilidades de ambos planos. Reclama a los Estados medidas para terminar con la contaminación





En el libro “Economía y medio ambiente, una relación difícil”, Elio Brailovsky y Jésica Timm reflexionan respecto a las particularidades de estos planos y apuestan a “establecer puentes entre los que toman decisiones sobre medio ambiente y los que hacen decisiones económicas”.

“Hay una diferencia importante en la manera de pensar de unos y de otros. Cuando uno piensa el medio ambiente, lo hace a largo plazo  y con herramientas de cálculo económico en ese sentido. Si uno planta un bosque, debe esperar 10 o 20 años. Si uno gestiona cualquier recurso natural, debe pensar en término del largo o muy largo plazo. Eso contrasta con la manera en que funciona la economía, cada vez en plazos más cortos”, planteó Antonio Elio Brailovsky, economista e historiador ambiental.

El experto sostuvo que, en el plano económico, las cosas son diferentes: “Desde los sectores de gobierno hay presupuestos anuales y hay que mostrar resultados en períodos breves. Las empresas, en tanto, trabajan teniendo en cuenta la cotización de los valores al día”.

 “No hay manera de apurar la fotosíntesis, por más que el mercado diga lo que diga. Se contrasta gente que trabaja en un contexto del muy corto plazo frente a gente que lo hace en el largo plazo”, señaló en diálogo con “Urba-NOS” por Radio ArinfoPlay.

Respecto a las forma de tender lazos entre estos dos sectores tan antagónicos, Brailovsky analizó: “Se trata de establecer puentes de diálogo entre gente que trabaja estas dos situaciones tan distintas. Es difícil, porque son racionalidades distintas. Pasa por reconocer un respeto mutuo y entender que el otro trabaja en una escala distinta. Todo es respetable, pero definitivamente distinto”.

“Para el que está haciendo una represa, que se extinga una plantita al borde de un arroyo, al lado de la inversión y la importancia de la producción de energía, es algo que no importa nada. Para el biólogo, en cambio, eso puede ser la pérdida de una especie que ayude a curar el cáncer, el sida o el ébola. Cuánto cuesta perder una especie animal o vegetal es algo que no sabemos. Si esta hubiese sido útil para un medicamento, el costo de perderla es enorme”, remarcó.

El economista subrayó la necesidad de hablar de medio ambiente “en términos no solamente románticos, sino económicos”, aunque desde una economía “distinta”.

Respecto a la responsabilidad estatal a la hora de cuidar el medio ambiente, Brailovsky hizo hincapié en la importancia de terminar con la “mala fe” y la voluntad “de dilatar indefinidamente las cosas”.

“Con el tema del Riachuelo estuvimos un siglo esperando que los jueces dijeran ‘ocúpense’. Más allá de mucha o poca plata, hay una cuestión ética en este tema. Es bueno que se hable de algo que antes no se tocaba. El tema es si la sociedad se conforma con que hablen o si empieza  a pedir un paso más, acciones concretas”, dijo.

En ese marco, hizo referencia también a la responsabilidad de los empresarios: “Uno de los temas en discusión es cómo se hace para que deje de ser un gran negocio destruir y que pase a ser un negocio aceptable conservar. Hoy se están estableciendo estrategias que combinan sanciones muy duras a los que contaminan y algunos incentivos económicos a los que no contaminan. En todo el mundo es muy barato conseguir plantas de tratamiento de afluentes para las industrias que contaminan y hay créditos blandos y de largo plazo. Un industrial que quiere dejar de contaminar tiene facilidades económicas y financieras para eso. Ahora, tiene que querer y tiene que haber una autoridad que ‘lo agarre del cogote’ y le diga ‘te dejás de contaminar o te agarro a sopapos’”.

“Eso de que ‘Si me obligás a dejar de contaminar cierro y dejó a la gente en la calle’ es un chantaje y era cierto hace cien años. En este momento, con las tecnologías actuales y con los mecanismos financieros a escala internacional, una empresa puede dejar perfectamente de contaminar. Si hay connivencia con el que tiene que controlar y le permite seguir contaminando, es otro tema”, disparó desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.

Finalmente, opinó sobre cómo se aborda la temática ambiental de cara a las próximas elecciones del año 2015: “La política es un espacio de regateo, de te doy y me dás, de te saco y me sacás. La pregunta es si hay una política explícita de bajar los niveles de contaminación en todas partes. Yo todavía no la veo”.

“Hay que tratar de que no haya respuestas genéricas por parte de los políticos, sino que sean específicas. Qué digan cómo se van a hacer las cosas, cómo se van a financiar y cómo se van a controlar. Hay que parar de guitarrear y bajar a propuestas más concretas”, concluyó.

 



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