Los secretos del Palacio Hirsch y la verdadera razón del nombre “Belgrano R”

La profesora Silvia Vardé repasó la historia del barrio y de la emblemática construcción de la calle Conde



El 23 de noviembre de 1855, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, a través del ministro Valentín Alsina, aprobó la fundación del pueblo de Belgrano. Sus límites originales eran las calles 11 de septiembre, La Pampa, Cramer y Monroe.

 

Según explicó la Profesora Silvia Vardé, presidenta de la Junta de Estudios históricos de Belgrano y miembro de la sociedad Argentina de Historiadores, en 1857, por impulso de su poblamiento y de su urbanización, al barrio se lo elevó de categoría y se ampliaron sus límites.

 

Al mismo tiempo, se lo dividió en seis cuarteles. En la zona 4, se gestó lo que hoy es Belgrano R.

 

“En 1876, se inauguró una línea de ferrocarril que iba de Buenos Aires a Campana y la empresa estableció una parada en Belgrano. Diez años después, ese tren empezó a llegar a Rosario y por eso la estación Belgrano sumó una R a su nombre. Muchos creen que es por Residencial, pero no es así”, develó Vardé al programa “Aquí la 13” en Radio Arinfo.

 

Por esos tiempos, empezaron a llegar a la zona inmigrantes ingleses. Las características de la casas que construyeron eran típicas de su país, con materiales traídos de Europa.

 

“La colectividad alemana de clase alta se asienta en Belgrano en la primera década de Siglo XX. De ahí la mansión de 1200 m2 cubiertos que Alfredo Hirsch hizo construir en la esquina de Freire y Juramento. Era de estilo inglés con detalles eclécticos, rodeada de jardines y protegida por una pared baja con rejas artística de hierro forjado”, contó la profesora respecto del emblemático Palacio Hirsch (Conde 2066).

 

Sobre esta construcción, agregó: “El Palacio se transformó en un pequeño museo por la predilección de Alfredo Hirsch de coleccionar obras de arte y de adquirir platería colonial. Lo que llamaba la atención era la pinacoteca, que albergaba 16 obras de arte de los siglos XVI y XVII, incluidos cuadros de Rembrandt y Rubens que hoy están en el Museo de Bellas Artes, en la sala Hirsch”.

 

“Luego se amplió la casa. Se construyó un ala izquierda para la sala de música y luego el ala derecha para un gran comedor”, señaló Vardé, que también destacó del Palacio la colección de armas japonesas antiguas, las caballerizas, las cocheras para carruajes y el garage para dos coches.

 

El Palacio Hirsch fue adquirido en 1998 por una empresa de servicios de construcción y tecnología con el compromiso de restaurarlo. Hoy allí funcionan oficinas y el directorio de ese grupo empresario.

 

“Está impecable”, celebró Vardé desde los micrófonos de Radio Arinfo. 

 

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