Rosh Hashaná: la comunidad judía entró en el año 5779

Silvina Chemen, rabina de la comunidad Bet-El, explicó de qué se trata esta fecha tan especial



Las frases más destacadas de la entrevista que "Aquí la 13" hizo en Radio Arinfo a Silvina Chemen, rabina de la comunidad Bet-El, con motivo del Año Nuevo judío.

 

 

“El año 0, el origen y punto de partida tiene que ver con la concepción del tiempo y de la historia del humano en la historia. La tradición judía tiene su origen simbólico en la creación del ser humano, en el sexto día del relato bíblico, que es metafórico, no es científico”.

 

“Esta decisión se liga al contenido de rosh hashaná, no es solamente un cambio de número ni un festejo: es un día de juicio. Somos juzgados metafóricamente y simbólicamente por qué hicimos con este mundo que se nos dio: qué hicimos con nuestros vínculos, con nuestros cuerpos, con nuestro planeta, con nuestras sociedades. La referencia hacia el comienzo es un tiempo en el que somos protagonistas y sobre eso seremos juzgados”.

 

“El calendario judío es lunar. El día empieza a la noche. Hay algo cíclico”.

 

“En Rosh hashaná, Año Nuevo, empieza un proceso de diez días que termina en el Día del Perdón, más precisamente en el Día de la Expiación. Es un proceso de mucho para adentro, en la sinagoga, rezando, ligado a los textos para comprender los camino que se eligió, las decisiones que se tomó, qué aspectos de mí tengo que mejorar o revisar, qué lugar en la familia dejé descubierto, qué distancias produje, cuánto mentí, cuánto oculté, cuánto dejé de hacer, cuánto intenté. Es lo que se llama Teshuva: el retorno, la introspección. Es una reflexión íntima, pero acompañada”.

 

“Nos mandamos cartas, tarjetas con buenos deseos y bendiciones para tener un año donde podamos crecer como seres humanos”.

 

“Comemos manzana con miel para desearnos un año dulce y un pan redondo para entender que el tiempo es cíclico, no es lineal. Si vivís en una línea, te caés en el abismo, las cosas se terminan y es insoportable. Si uno vive en redondez, uno sabe que es parte de un proceso, que puede volver a estar bien cuando se sienta mal y que, si está bien, sabe que tiene que estar preparado para cuando las cosas no estén así”.

 

“La cabeza de pescado, significa que siempre elijamos ser cabeza y nunca cola, que siempre decidamos no subsumirnos, no esclavizarnos al poder de nadie. Que siempre tengamos la fortaleza de saber que siempre vamos nosotros a la cabeza, de tomar la decisión correcta para llevar la vida que queremos”.

 

“El día 15 del año es la fiesta de las cabañas. Las armamos con ramas que miran al cielo. Dejamos de estar en la sinagoga y salimos al mundo. Revisamos nuestras acciones para después salir a la tierra con martillos y clavos para conectarnos con el calor, la humedad, la lluvia y las estrellas. Hay mucha cena, mucha comida y muchas bendiciones en la casa y en el mundo”.

 

“Cada uno hace su proceso y nadie debería juzgar cómo se encara (la tradición). Algunos se emocionan más cocinando con su familia, otros no conectan con el rezo y con la plegaria, sino con estar con los hijos, pensar y meditar. La tradición judía no es una religión de destino, no estamos condenados a algo que se nos impone. Todo el tiempo tenemos herramientas como la conciencia y la fortaleza espiritual para decidir tener una vida que nos haga sentir más íntimos, más plenos y con más recursos para tener la sabiduría de elegir los lugares donde no sintamos bien”.

 

“En la tradición judía uno siempre tiene la capacidad de volver a parirse y de seguir buscando quién uno quiere ser, refinando los modos de vincularnos, de tomar decisiones, el lugar que les damos a nuestras familias y trabajos. Hay muchos por hacer y eso nos mantiene vivos”.

 

 

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