Federico Luppi, en un relato sobre la vejez y la conciencia de la finitud

El actor protagoniza “Las últimas lunas”, una obra que invita a reflexionar sobre la llegada a la tercera edad




Federico Luppi leyó el guión de “Las últimas lunas” después de verla en Europa, representada por Marcello Mastroianni. En ese momento se decidió a hacer el personaje de este hombre viudo que espera a su hijo, quien lo va a llevar a internarse a un geriátrico.


“Me pareció un texto interesante. Al principio, me dio cierta inquietud porque toca un tema bastante duro. No obstante, está tan bien escrito, con tan buena literatura y con tan buen humor, que me arriesgué a que la gente acepte hablar de un momento de la vida, como es la tercera edad. Pensé que valía la pena plantearnos un momento de posible adultez entre el público y nosotros”, explicó el prestigioso actor, de 80 años, en diálogo con “Bragatíssimo” por Radio Arinfo.


Luppi señaló que la obra “tiene cosas que tienen que ver con lo cotidiano” y con temas de los que “intentamos no hablar”, como el paso del tiempo, las enfermedades, las pérdidas y la incomunicación. “Los años se acumulan y empiezan a pasar una factura que tiene que ver con la reflexión de lo que se ha vivido. Me conmovió mucho la pieza y valía la pena intentar un acercamiento anímicamente responsable con la gente”, sostuvo


Desde su estreno, “Las últimas lunas” ha tenido una gran respuesta por parte del público, el cual el actor consideró que “está en condiciones de aceptar ese tipo de tema”. “Puedo plantearme frente a la gente con un tema que excede a la cuestión simplemente amorosa, de pareja, ideológica o de política. Puedo entrar en un terreno en que los sentimientos, los afectos y el paso del tiempo son el componente principal”, valoró.


En esta ocasión, Luppi es dirigido por su esposa, Susana Hornos. El actor dijo que ella tiene una especie de “varita mágica” y algo “entrañable”.


Además, planteó que la pieza busca “hablar con sinceridad de temas que no se tocan”: “Me interesa el tema de la variación en el comportamiento de la gente a medida que va creciendo. Uno de los grandes interrogantes que plantea la vejez es cómo uno cambia su comportamiento, su idea del mundo, cómo cambian las emociones y cómo se acepta lentamente la idea de la finitud. A veces, tenemos una visión horripilante e inquietante de la muerte, cuando, en definitiva, no es un estado nuevo, sino un estado que se prolonga a partir de una humanidad que nunca deja de existir”.


Luppi consideró que, en la Argentina, estamos atravesando “un momento político no del todo feliz”, con “problemas de orden económico, socio-político y psicológicos”, por lo que “hablar de cosas que nos afectan profundamente, en la economía, en el bolsillo, en la educación, en la relación con los demás, no es un tema fácil”.


“Hace mucho años que la Argentina pelea por mantener la cabeza fuera del agua en este maremágnum de confusión cultural. El teatro, más que ningún otra variación, es el que plantea con mayor honestidad y sensibilidad los temas cotidianos”, recalcó.

Finalmente, Luppi denunció que en la TV está “bastante ninguneado” y afirmó que le “vendría muy bien” volver a estar frente a las cámaras. “Es mi fuente de trabajo y estoy en un momento de la existencia personal en el que lo que menos puedo hacer es bajar los brazos”, concluyó desde los micrófonos de Radio Arinfo.


Más información: “Las últimas lunas” se presenta los viernes a las 20 horas en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543, CABA).



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