Cómo es un taller de juegos para bebés

Una docente habla de este espacio en el cual los adultos se toman unas horas para realizar actividades lúdicas junto a los más chiquitos




Hace ocho años que la educadora de nivel pre-escolar Elizabeth Chao lleva adelante un taller de juego para bebés en un centro cultural de la localidad de Villa Ballester. Se trata de un espacio en el que madres, padres y abuelos concurren a participar de actividades con los niños.

Concurren desde bebés de cinco meses hasta niños de tres años, que se dividen por edades para las actividades. El taller dura una hora y media en la que solo se busca el juego entre el niño o niña y el adulto referente.

“Los más chiquitos están en plena etapa egocéntrica, la del “mío”, y están en su mundo. No pueden desarrollar el juego paralelo con el otro par. Entonces, la dinámica del taller genera un clima hermoso y de intercambio con los adultos, que pasan a ser un puente de encuentro entre dos bebés. Se genera una magia: los chicos se miran, se quieren tocar, se imitan, les llama la atención la acción del otro con los objetos, están alertas, sonríen, lanzan una carcajada o un llanto. Sin embargo, el adulto siempre está para contener y explicar”, planteó Chao.

La docente contó que algunos adultos, al principio, sienten vergüenza. Igual sucede con los niños. Pero, cuando se apropian del lugar, de la acción y del juego, los adultos “se entregan mucho”.

En el taller, se utiliza mucho material de desecho, descartable. Hay actividades de plástica, música y expresión corporal. También usan elementos como cintas, aros, globos, telas o maracas.

En diálogo con “Aprendemos juntos” por Radio Arinfo, Chao destacó la importancia del “enchastre” con polenta, harina, plasticola, tempera o espuma. “Es parte del crecimiento y del límite: qué se puede y qué no, dónde se puede y dónde no”, explicó.

Con los más chiquitos, la docente, cuyos hijos también han concurrido al taller junto a su padre, ha emprendido un proyecto de desarrollo de los sentidos. En tanto, con el grupo de niños y niñas de dos a tres años, se apuesta al desarrollo del juego simbólico y a la representación de roles. Se comienza por jugar a ser mamá o papá, luego se profundiza: el doctor, ir a la peluquería, la oficina, el supermercado, etcetera.

“Se da un clima muy amoroso, se comparte todo. la dinámica institucional de los jardines no permite ciertas cosas, pero el taller tiene otros tiempos. Venimos a  jugar, a divertirnos. Cuando llegan los chicos, siempre hay una propuesta esperando: a veces más movida y a veces más tranquila. Es una hora y media en la que los adultos se entregan a sus hijos y lo único que hacen es jugar, jugar y jugar”, concluyó Chao desde los micrófonos de Radio Arinfo.

 

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