“A cultivar que se acaba el mundo”: La agroecología llegó a la Ciudad

Se trata de un emprendimiento que busca generar una alternativa de comercio justo en el corazón de San Telmo




“A cultivar que se acaba el mundo” es un espacio ubicado en el barrio porteño de San Telmo, en el cual se nuclean productores agroecológicos, que rompen con el paradigma de los pesticidas y los agrotóxicos para la producción. Son personas que trabajan de forma familiar, en cooperativas, con movimientos sociales o emprendedores autónomos.

Se trata de un proyecto pensado por los mismos fundadores de la revista “Hecho en Buenos Aires”, que se vende hace 15 años en las calles y que se presenta como un mecanismo de generación de ingreso digno para personas en situación de calle y sin trabajo.

“Se genera un espacio de comercialización para personas que, de otra manera, no lo tendrían, generándoles también mayores ingresos. Al mismo tiempo, se acercan al vecino productos saludables en un circuito sustentable que respeta el medio ambiente. Es un verdadero proyecto de comercio justo”, aseguró Patricia Merkin, fundadora y actual directora de “Hecho en Buenos Aires”.

Igual que la revista, este espacio de comercio de productos agroecológicos funciona bajo la lógica de la empresa social, que es ofrecer oportunidades laborales a grupos en desventaja.

“Hay que entender el paradigma de la inclusión desde una perspectiva práctica. Hay que poner los pies en el barrio y trabajar con el otro de igual a igual: hacer oportunidades concretas y romper con el paradigma de la pobreza. Tenemos que estar atentos a los tiempos que corren”, sostuvo Merkin en diálogo con “Epicentro” por Radio Arinfo.

La editora explicó que, con este emprendimiento, se apuesta a la agroecología y al comercio justo como nuevos modos de vida sostenibles. Asimismo, se valora toda aquella práctica que, en articulación con la comunidad, genera circuitos sostenibles para las personas y para el planeta. “Aspiramos a tener un consumo responsable dentro de prácticas más saludables para todos”, agregó.

El nombre del espacio surge en el año 2008, como una sección de la revista que retrataba experiencias vinculadas a la agroecología, la economía, a la producción campesina-indígena y a las cooperativas. Es decir, a todos los circuitos sostenibles en términos de producción.

Hace un año que este espacio de comercio justo funciona en el Pasaje San Lorenzo 371, de San Telmo. Abre dos veces por semana, miércoles y sábados, de 10 a 20 horas. Allí se nuclean más de 70 productores.

“Las cadenas de supermercados están atadas a la agroindustria que somete a la tierra a un agotamiento infinito. Los consumidores, a su vez, están expuestos a los pesticidas y los agrotóxicos que no benefician salud. En contraposición, están surgiendo iniciativas en los alrededores de la Ciudad, a partir de personas que tienen tierras sanas”, valoró Merkin.

Desde “A cultivar que se acaba el mundo” han iniciado contactos con el área de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad para refaccionar el lugar y armar un espacio comunitario de co-trabajo para ofrecer a los emprendedores la posibilidad de incubar proyectos nuevos.

Además, se ofrecen otras actividades como  talleres de huerta, en conjunto con la gente de ‘Pro Huerta’. También hay intercambio de semillas, clases de cocina vegetariana y vegana, y exhibición de documentales sobre temas ambientales.

“Tenemos que pensar en la comunidad como nuestra familia. Todos podemos y debemos hacer algo. Tenemos el compromiso y la responsabilidad de hacer algo en pos de mejorar la comunidad. Eso es lo que le vamos a legar a las otras generaciones”, concluyó la responsable de “Hecho en Buenos Aires” desde los micrófonos de Radio Arinfo.

 


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