Quién fue San Cayetano y por qué tiene tantos fieles

El cura Juan Bautista Xatruch repasa la vida del santo y destaca al trabajo como una “fuente de dignidad”




El pasado 7 de agosto se celebró una vez más el día de San Cayetano, fecha en la que miles de fieles se movilizan para pedir por trabajo o para agradecer. En el barrio porteño Belgrano, la parroquia de San Cayetano de Belgrano volvió a abrir sus puertas a una masiva afluencia de devotos al santo.

“San Cayetano nació en la zona de Vicenza en 1480. Surgió de una familia noble, con muchos bienes, y se dedicó a la abogacía. Fue llamado a colaborar por el Papa de aquel entonces. De pronto, se fue sintiendo llamado a servir de otra manera  dios y a los hermanos. Así decidió hacerse sacerdote”, contó el cura párroco Juan Bautista Xatruch.

Respecto a la vida del santo, continuó: “San Cayetano estaba impresionado por el testimonio de cómo vivían los apóstoles y su sueño era vivir de la misma manera. Querer dedicarle la vida a Jesús como sacerdote lo llevó a estar atento a las necesidades de su tiempo. No pensaba que la fe era solamente para el culto. Se dedicó mucho a la liturgia, pero no se limitaba a eso. Se sentía comprometido a dar respuestas desde la fe frente al tiempo que estaba viviendo”.

“Su fe fue muy completa en su dimensión religiosa y también social. Con algunos amigos, frente a enfermos incurables de ese tiempo y pobres que no tenían donde atenderse, fundó un hospital. Luego, como sacerdote, fundó un banco popular para que los pobres no caigan en manos de usureros. Por la necesidad de las mujeres que se volcaban a la prostitución, abrió un hogar para que tuvieran donde vivir y tratar de cambiar de vida. Siempre abría la iglesia a los necesitados”, recalcó el religioso en diálogo con “Aquí la 13” por Radio Arinfo.

Xatruch valoró que San Cayetano “trabajó siempre por la paz” en una coyuntura que mostraba a una Italia aún no unificada. “Cerca de su muerte, su región estaba en guerra por otra y él le ofreció a dios su vida por el logro de la paz. El 7 de agosto de 1547 murió y se firmó el tratado de paz”, contó.

“San Cayetano dejó de lado los privilegios por estar al servicio de los pobres. Su testimonio anima al resto de los cristianos a descubrir que ser discípulo de Jesús no es solo para rezar un poco más y ser un poco más amable en el trato con los otros, sino que tiene toda una dimensión social”, recalcó el cura.

El religioso también recordó una encuesta que decía que, sacando a la virgen, San Cayetano es el santo por el cual hay más devoción: “Quizá porque toca algo tan profundo en el corazón humano como el trabajo como fuente de dignidad. Cuando uno no lo tiene, lo padece ciertamente y se siente como incompleto. Es que el trabajo no es solo fuente de sustento. A través de nuestras capacidades puestas al servicio de los otros, uno contribuye al bien de la comunidad. Por eso es algo que tanto se busca y, cuando se tiene, se agradece”.

Finalmente, contó a Radio Arinfo que en la parroquia de Belgrano, que comenzó a existir el 12 de agosto de 1962 y cuyo templo se bendijo diez años más tarde, el festejo del santo comenzó el 7 de agosto a las 00 horas. Se montó un escenario en la calle para la misa y, luego, se hizo una procesión por las calles del barrio.


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