Todo listo para inaugurar la estatua de Juana Azurduy en Casa Rosada

El artista Andrés Zerneri, autor de la obra, da detalles del gran monumento y asegura que responde a una estética “americana”. Además, repasa la polémica por la estatua de Colón




Tras la polémica por el retiro de la estatua de Cristóbal Colón que estaba detrás de la Casa Rosada, ya se encuentra listo para inaugurar el monumento que irá en su lugar, que rendirá homenaje a Juana Azurduy.

“(La estatua) es un muy buen símbolo, no solo para hablar sobre la hermandad de los pueblos bolivianos y argentinos, ya que es una obra que dona Bolivia, sino de toda Latinoamérica. Es una buena oportunidad para abrir los ojos a la latinoamericanidad, justo en una ciudad que es la que más cierra los ojos a esa identidad. A los porteños nos encanta describirnos como una ciudad muy europea y este tipo de monumentos genera un quiebre oportuno”, planteó Andrés Zerneri, artista plástico responsable de realizar la obra.

Zerneri anticipó que el nuevo monumento va a mirar hacia Casa Rosada, al revés que Colón: “Habíamos pensado que no mire al río, que esté en coherencia con la arquitectura y con lo que uno quiere representar: una Juana Azurduy que mire hacia América, hacia la pachamama”.

La de Azurduy será una escultura principalmente de bronce, de nueve metros de altura, y pesará 25 mil kilos. En total, tendrá 15 metros de altura por su pedestal de seis metros. “Es la medida justa para que se vea por la ventana de los presidentes, cada vez que se haga anuncio”, dijo Zerneri a “Urba-NOS” en Radio ArinfoPlay.

En la estatua, Azurduy tendrá la espada en la mano izquierda, apuntando hacia el ministerio de Economía. La escultura fue realizada bajo la técnica de fundición a la cera perdida y el responsable trabajó con un equipo de casi 70 personas entre escultores, matriceros, especialistas en fundición y soldadores.

“Me convocaron por la experiencia técnica de haber realizado monumentos grandes y por mis  antecedentes políticos. Evo Morales preguntó a la embajadora en Argentina hace dos años y medio por un escultor que pudiera resolver técnicamente una obra de gran tamaño y ella le dijo que yo estaba haciendo un homenaje al Che Guevara y otro a la mujer originaria, que será la escultura en bronce más grande de la Argentina, y eso les pareció políticamente coherente”, contó el artista al ser consulta sobre cómo lo convocaron para este gran emprendimiento.

Zerneri comentó también que el historiador Mario Linares, quien ha seguido con detalle la vida de Juana Azurduy y que hoy dirige casa de las Américas en Sucre, asesoró sobre la representación para el monumento.

Hoy, la escultura está casi lista, preparada para ser inaugurada y a disposición de los presidentes de Argentina y Bolivia. El objetivo de su autor es presentarla 12 de julio, día de la hermandad Argentino-Boliviana y fecha en que el Papa estará en Bolivia, pero la decisión final la tienen los mandatarios de ambos países.

 “Inaugurar esta obra es la mejor forma de cerrar el debate respecto a Colón”, aseguró Zerneri, quien sostuvo que la Presidenta está pendiente del desarrollo de la obra. Respecto a lo ocurrido con el monumento al descubridor de América, señaló: “Nunca hubo intención de destruirlo, sino de restaurarlo y de ponerlo en otro lugar de la Ciudad”.

“Va cambiando la perspectiva sobre la figura de Colón: no es lo mismo cómo me lo enseñaron a mí, que como se lo enseñan hoy a los niños. Aparte de entenderlo como un aventurero heroico, también remite a la esclavitud, el robo del oro, etcétera. Si bien no fue responsable, se entiende como un hecho simbólico la llegada de los conquistadores: no como encuentro pacífico de las culturas, sino como imposición de una sobre otra. La inauguración de estatua de Juana Azurduy va a ayudar a resignificar ese espacio con algo más coherente”, sentenció el artista plástico desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.

Y, finalmente, reflexionó: “Había mucha gente susceptible a pensar qué era lo que se estaba haciendo con el patrimonio escultórico. Hoy se entiende que no se ha perdido ninguna escultura y, por el contrario, se ha ganado una gran escultura que nos donó un hermano país. La estética, en este caso, no es precisamente esa belleza que nos enseñó Europa, tiene muchos signos estéticos americanos: manos son grandes como las de los murales mexicanos, no es etérea ni liviana. Es una mujer con una espada en la mano y que con la otra protege a los pueblos, que son 12 figuras de indios araucanos, aimaras y otros. Si se la compara con la de Colón, esta va a ser una escultura fea, pero bella desde una mirada americana”.
 


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