“El trabajo infantil está naturalizado en el sector agropecuario”

La docente María Eugenia Aguilera habló de las razones por las que se ha extendido el trabajo de los niños en las distintas regiones productivas de la Argentina




“Está muy naturalizado el trabajo infantil en el agro. Desde las propias familias se ve como un trabajo que educa, que hace valorar, como un aprendizaje”, aseguró la Magister en Demografía Social María Eugenia Aguilera.

La docente de la Universidad de Luján pertenece a grupo de estudios sobre trabajo agropecuario en el Instituto Gino Germani de la UBA, desde el cual se analizó la incidencia del trabajo infantil en distintas regiones productivas de la Argentina.

A la hora de pensar el origen de esta naturalización del trabajo infantil, la especialista habló de “múltiples situaciones”, aunque hizo hincapié en “la repetición generacional”, en que los padres de estos niños que trabajan fueron, a su vez, niños trabajadores.

En ese marco, Aguilera aseguró que el papel del Estado y de la escuela es muy importante en materia de contención: “Hoy la escuela no contiene ni da respuestas. Los contenidos no resultan atractivos, no se relacionan con las realidades propias regionales de los alumnos. En zonas rurales, no hay posibilidades de acceso a niveles secundarios o superiores porque las distancias son más grandes. No hay respuestas a las necesidades de esa población y hay un problema ahí”.

“Hay una necesidad ya que los ingresos familiares no alcanzan para el sostenimiento. Cuando se trata de asalariados rurales, se dice que los niños trabajan ‘de ayuda’ porque el pago al trabajador asalariado agropecuario en temporada es a destajo, por cantidad. Entonces, el niño lo que hace es ayudar a que se coseche más, se produzca más y la familia pueda tener un ingreso más grande”, explicó la titular de la Maestría en Demografía Social de la Universidad de Luján en diálogo con “Puerto Utopía” por Radio Arinfo.

Desde el Instituto Gino Germani, las investigaciones se realizaron en regiones extra-pampeanas: en Misiones con la yerba, en Tucumán con la citricultura, en Jujuy con el tabaco y en la Patagonia con fruta.

“Son situaciones muy diversas. En las producciones más ligadas al mercado externo, como las frutas, tiene menos peso el trabajo infantil porque están más controladas. En la yerba o  tabaco es más difícil”, precisó.

Asimismo, llamó a tener presente una diferencia importante: si el trabajo se hace en la unidad de producción familiar o si se hace para terceros, como trabajo asalariado. “En general, los niños, no así los adolescentes, son trabajadores de ayuda familiar en el sector agrícola, en la producción de cultivos”, sostuvo desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Ante esta naturalización del trabajo infantil, Aguilera celebró que se esté “tratando de tomar más conciencia” en la población y que haya “acciones encaradas desde el Estado”. Destacó que, cuando van a trabajar con la UBA a estas regiones, encuentran investigadores locales y comisiones de erradicación del trabajo infantil preocupados por el tema.

Finalmente, la investigadora habló del rol de medios en torno a esta problemática del trabajo infantil: “Algunos contribuyen a que el tema sea visible positivamente, para cambiar la realidad. Otros pueden estar más ligados a los beneficiarios de este trabajo y lo invisibilizan más”.


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