Un análisis profundo de la topografía de Buenos Aires

El Lic. Antonio Elio Brailovsky hace un repaso de la geografía porteña y de la importancia de sus ríos



 
Los porteños suelen tener la idea de que la Ciudad de Buenos Aires es un lugar plano, pero no es así. El área pertenece a lo que los geólogos llaman la ‘Pampa Ondulada’.

“La Ciudad tiene una columna vertebral, que es la barranca que da sobre el Rio de la Plata. Esta nace en Parque Lezama, continúa por Paseo Colón, Leando N. Alem, Libertador y termina un poco más allá de la catedral de San Isidro. Esa barranca era el límite de la Ciudad y, en el bajo, estaba la playa. El Río de la Plata llegaba hasta ahí, por eso Juan de Garay dijo que fundaba una ciudad ‘en la parte de arriba de la barranca’, que es lo que hoy es la Plaza de Mayo. La referencia de ciudad vieja de Buenos Aires es esa barranca que marcó el límite”, explicó el escritor y docente Antonio Elio Brailovsky.

Respecto a cómo creció la Ciudad debajo de la barranca, dijo: “El borde del río hoy está a dos kilómetros más allá y a esa zona se la llama ‘terreno ganado al río’. En parte, es perdido. El Río de la Plata trae mucho barro y lo deposita cerca de la desembocadura del Paraná, así va formando islas del Delta del Tigre. Así, además, se agranda la playa y el rio retrocede. Esa playa cada vez más ancha es la que la Ciudad va ocupando”.

“La barranca significa que se junta el agua y esta cae en un gran torrente hacia abajo. Se le ganó tierra al río, pero con el precio de que esa zona es más sensible y vulnerable a las inundaciones, ya que recibe toda el área que se juntó arriba y, además, por tener menos pendiente”, agregó el especialista en diálogo con “Aquí la 13” por Radio Arinfo.

Al ser consultado sobre los ríos tapados de Buenos Aires, Brailovsky planteó: “Destapado hoy está el Riachuelo, que tenía zonas de tipo recreativas en la primera mitad del Siglo XIX. Esa costa se contaminó por los saladeros, que fueron expulsados en 1871. Los viajeros ingleses describían al lugar como zona muy parecida al Tigre. Era una especie de paraíso cerca de la Ciudad, que fue arruinado por esa misma ciudad”.

“En tanto, el Arroyo Medrano, en Núñez., fue el gran protagonista de la última inundación. Antes, tenía un club de remeros cerca de la desembocadura con un paisaje bellísimo, las fotos históricas son muy atractivas. Ese arroyo bordeaba el parque Saavedra. Cuando se tomó la decisión política de mandar las cloacas y los desagües industriales al arroyo, también decidieron esconderlo y que no se viera toda esa porquería. Otras ciudades tuvieron la suerte de tener ríos más caudalosos que no pudieron ser tapados, como el Támesis de Londres o el Sena de París, aún cuando también recibieron desechos”, señaló.

Sobre el mito que dice que la edificación porteña da la espalda al río, el Lic. en Economía Política comentó: “Las viejas viviendas tenían miradores pensados para el Río de la Plata. Era un atractivo. El río era visualmente valorizado. Poco a poco, fue perdiendo importancia. La Ciudad de espaldas al río se define cuando se pone ferrocarril del puerto en lo que ahora es Leandro N. Alem y Paseo Colón, lo que dificultaba el paso. Por el otro lado, se hace el Puerto, lo que nos separa del río y de su uso paisajístico y recreativo”.

“Puerto Madero está ahí porque había que ponerlo lejos de la frontera de la provincia de Buenos Aires, que era el enemigo de tantas guerras civiles. Fue una cuestión política ponerlo frente a la Plaza de Mayo. Separar la costa de la Ciudad fue un gran trabajo. Poco a poco, la oligarquía comenzó a despreciar color del río y a interesarse en Mar del Plata, esa era para ellos la costa de Buenos Aires”, recalcó.

Finalmente, Brailovsky analizó la realidad de la Ciudad de Buenos Aures en materia ambiental, comenzando por la Reserva ecológica Costanera Sur: “Ese es el resultado favorable de un error grave, del proyecto de Videla de poner a todos los ministerios juntos en un lugar que estuviera separado de la gente. El proyecto era parte de esto de que el poder no se tiene que mezclar con la gente común. Para eso, comenzaron a construir un enorme relleno en el río y se les acabó la plata, es decir, se encontraron con que era mucho más costoso de lo proyectado. Entonces, lo abandonaron, crecieron árboles y plantas, y llegaron los pájaros. Desde el punto de vista económico, es una irracionalidad impresionante por toda la inversión que significó, pero el resultado es favorable porque tenemos un parque público de 350 hectáreas distinto a los demás. Cuanto más espacio público haya, mejor”.

“Buenos Aires es una Ciudad con grandes problemas, como cualquier otra de su tipo, con una sociedad que se está empezando a dar cuenta de eso y con una dirigencia política que todavía no lo ve como los vecinos. En un año electoral, en cualquier otro país, hay feroces discusiones sobre cuáles son las soluciones para los problemas de medio ambiente, los candidatos hacen promesas, opinan distinto. Aquí, de eso no se habla. Al ciudadano le preocupa el tema y el dirigente político ni se enteró. Tenemos que decirles eso a nuestros candidatos”, concluyó Brailovsky desde los micrófonos de Radio Arinfo.
 
   

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