Las claves del fenómeno Taringa

Se trata de una comunidad online con contenido íntegramente generado por los usuarios. Su historia, sus características, la etapa de juicios y el surgimiento de Poringa




 Taringa surgió como comunidad online en el año 2004 como un proyecto de un joven argentino llamado Fernando Sanz. Nació como un espacio en el que “se juntaban nerds a discutir cuestiones, compartir discos, juegos y demás”, según su actual Product Manager, Gino Cingolani Trucco.

Con el éxito de su iniciativa a cuestas, Sanz emprendió un viaje años más tardes y en esa travesía vendió su sitio a quienes son sus actuales dueños.  En el 2006, este espacio virtual de encuentro de comunidades se rediseñó por completo.

“Taringa creció y se expandió por el tema de las descargas, ya que la gente compartía de todo: películas, juegos, discos. A lo largo de los años, eso fue cambiando porque la industria de internet también cambió: se volvió cada vez más fácil consumir películas o series sin descargar. Entonces, se reorientó el modelo de contenido, que es totalmente generado por los usuarios”, explicó Cingolani Trucco.

Hoy, Taringa es “una especie de Wikipedia del pueblo”. Hay desde tutoriales, recetas de cocina y ayudas de cómo sacar el monotributo hasta copias de las noticias que publican los portales más importantes. Por cuestiones técnicas, si un contenido se sube a esta plataforma, es más probable que lo vea más gente que en un blog.

“Se arman bardos hermosos con gente ‘trolleando’ y discutiendo. Es una especie de plaza medieval a  la que cualquiera puede ir y expresar una opinión”, celebró risueñamente el Product manager de Taringa en diálogo con “El Club de los intolerantes” por Radio ArinfoPlay.

En la actualidad, Taringa es uno de los sitios más grandes de Latinoamérica. Tiene 75 millones de visitantes únicos por mes y está en el top 10 de Argentina. Cuenta con más de 27 millones de usuarios registrados.

Al ser consultado sobre si esta comunidad se puede pensar como una red social, Cingolani Trucco planteó: “Taringa viene de un momento en que la web no era lo mismo que ahora. No existía el concepto de redes sociales, es pre-facebook, pre-Youtube, de un momento en que poner tu nombre y apellido en internet era impensado. La cuestión del anonimato en internet era el standard, pero con Facebook, internet se convirtió en un espacio para ‘vender humo’, para generar un perfil que fuera atractivo para un laburo o para la chica que te gusta. Se empezó a mostrar mucho más. Ese fue el gran mérito político y como plataforma de Facebook”.

“Taringa todavía tiene la cuestión del anonimato y aún se siguen dando lógicas de una internet diferente, de otra época. Lo copado es encontrar el balance y poder descubrir cómo tener una conversación en términos normales, sin bardear a todo el mundo, utilizando un Nick que oculta tu verdadera personalidad”, agregó.

Respecto a cómo hacen para evitar el ‘trolleo’ (la crítica constante, con descalificaciones) en los foros, comentó: “La clave es tener políticas claras y reglas de moderación. Hay que trabajar en la cuestión del respeto a la gente. En los comentarios se generan debates acalorados que en realidad no son propios de Taringa, sino del espacio web en general”.

Otra de las grandes cuestiones que afectó a Taringa en sus inicios, y que le dieron notoriedad en los medios masivos de comunicación, fueron los juicios por el contenido con derecho de autor que se compartía libremente en su plataforma.

Sobre este tema, Cingolani Trucco señaló: “Durante los últimos diez años, las industrias culturales no tenían que idea sobre qué hacer con internet ni cómo controlar el flujo de contenidos que se distribuía allí. Entonces, su primer argumento fue judicializar. Le paso también a Napster, Piratebay y a otras plataformas. En Taringa fue curioso el tema porque hubo un juicio penal, no civil. Tenía que ver con que los querellantes eran editoriales de Derecho y había un lobbie de abogados”.

“Después, las empresas se empezaron a dar cuenta de que el camino era modificar su modelo de negocios y la forma cómo se distribuían contenidos. Spotify, Netflix se expandieron a Latinoamérica, donde había mucha piratería. Hoy cambió un poco la lógica”, afirmó.

En ese plano, recordó cuando María Kodama denunció  a Taringa ante un juzgado porque había PDF’s de Borges subidos a la plataforma. El que le molestó, sobre todo, fue uno con faltas de ortografía. No hubo un reclamo previo, sino que la heredera del escritor fue directo a la Justicia. Finalmente, sobreseyeron a Taringa.

 “Taringa, en realidad, es un intermediario, no genera contenidos. La responsabilidad de intermediarios en Internet en la ley argentina no está discutida, pero hay jurisprudencia. Es imposible técnica y humanamente tener control sobre cinco mil posts por día, pero hay un equipo de moderación que se ocupa de bajar contenido ante cualquier reclamo”, remarcó el Product Manager.

Finalmente, Cingolani Trucco habló en Radio ArinfoPlay del fenómeno Poringa: “Es una comunidad online de adultos que comparten y generan contenido porno. Es la cuna del porno amateur en Latinoamérica. Es una de las comunidades más sanas de internet porque hay mucha buena onda”.

“Es muy loco, porque surgió como una manera de sacar el porno de Taringa por un tema de imagen de marca. Se clonó Taringa y se creó Poringa. Eso comenzó a crecer y hoy hay estrellas dentro de la plataforma y cientos de miles de usuarios. Como comunidad, es un experimento único”, finalizó.

 


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