Una experiencia de enseñanza extra-curricular de arte

El caso de una escuela secundaria de Belgrano que ofrece formación artística con una multiplicidad de cursos en contra-tuno. Cómo beneficia esto a los adolescentes




La Escuela de la Ciudad, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, tiene la particularidad de ser un secundario que ofrece, de manera extra-curricular, talleres y seminarios de distintas disciplinas ligadas al Teatro, la Música, las Artes Visuales y la Comunicación.

“El arte vincula a un adolescente con una posibilidad que no puede perder: la de jugar y de encontrarse de nuevo con lo primario. Es un mundo el que se abre”, aseguró Yamila Haime, docente de arte y directora de los talleres que se brindan en el establecimiento.

Respecto del nacimiento de esta área que se desarrolla en contra-turno, contó: “la educación artística dentro de la escuela partió de la necesidad de que alumnos se quedaran dentro del colegio y de que generaran otros vínculos con el colegio, con los compañeros y con los docentes. También es importante la resignificación del espacio: lo que es el aula de matemática a la mañana, a la tarde es de teatro”.

“También los talleres son fundamentales en materia de roles grupales. En un taller de radio, un pibe encuentra su voz y ese grupo lo escucha de otra manera. En escultura, tal vez encuentra a su grupo de amigos y de pertenencia. Se trata de desarmar etiquetas grupales y el arte es la excusa para que esto ocurra”, agregó Haime en diálogo con “Aprendemos juntos” por Radio Arinfo.

Los talleres extracurriculares no son obligatorios. Cada chico elige su recorrido o combo de cursos: pueden hacer cinco talleres diferentes si quieren. “Orientamos a los pibes para que los hagan con cierta vocación a futuro. La estimulación es fundamental. Hay algo con el deseo o con encontrar lo propio que es muy particular”, sostuvo la directora del área.

Asimismo, planteó: “Lo más importante de la propuesta de talleres y de lo optativo es la posibilidad de elegir y de acompañar a cada pibe en esa elección. A principio de año, entregamos a cada chico una ficha de inscripción con una oferta de 35 talleres. Es muy difícil elegir y no es bueno que tomen 10. Les decimos que tomen su tiempo para pensar, que vayan a su casa, que abran la agenda, que decidan qué van a poder hacer o no. Todo eso es parte de la búsqueda de lo que se quiere hacer y en eso la escuela acompaña con mucha fuerza, no los dejamos solos. Eso es fundamental”.

“¿El adolescente tiene que tener tiempo libre? Desde ya. Pero cuando el colegio ya no es de doble jornada obligatoria, con estos talleres, este espacio que era colegio se convierte en un lugar donde quieren estar”, dijo Haime y precisó que, en los talleres, se mezclan chicos de todos los años.

Con lo trabajado en el año en cada disciplina se hacen muestras, pero estas no son grandilocuentes: “Yo estoy en contra de esa cuestión. No me parece mal, pero no tiene que ver con la educación artística. Acá la mirada no tiene que ver con prototipo de ‘star’ (estrella), sino con un trabajo profundo. Se trata de romper el prototipo que traen y que trabajen con el arte. En la adolescencia es fundamental romper con el estereotipo de la imagen. No somos todos Violetta. Cada uno encontrará su propio ser y su propio potencial”.

“Muchos se llevan lo aprendido de acá para su vida, pero no intentamos formar artistas. Lo importante del arte en la escuela es el vínculo con el deseo, con quién es uno con uno mismo y con los otros. El arte es la puerta para encontrar todo eso, que luego se llevan para siempre. La potencia creadora de la adolescencia es arrasadora, cuando uno da el lugar para que esta aflore”, destacó la docente de arte y comentó que todos los años participan de “Arte en La Plaza” en Villa ortúzar, un festival artístico barrial muy grande donde exponen los talleres de la escuela.

Finalmente, hizo referencia al concepto de ‘multi-territorialidad’ de la escuela: “Uno tiene la idea de que la escuela es solo un territorio, donde uno viene a aprender, suena el timbre…pero la escuela es cada vez más, y debe ser, mucho más que eso. Todos esos territorios, los formales, los informales, los talleres, lo que pasa afuera y llega acá, ocurren en el mismo espacio. La subjetividad de la escuela se construye con todo eso y ese alumno, a la vez, se construye con lo que cada uno de esos espacios le ofrece. El pibe tiene un montón de territorios transitados en la escuela”.

·Un aula tiene infinitos territorio y planos, hay quien animarse a deconstruirlos y a aceptarlos. Hay que animarse a explorar esa sensación de que adentro de la escuela pasan muchas cosas. Cuando los alumnos se van, se retiran con todo eso vivido. Cada uno tendrá su recorrido, su relato y su experiencia de todos esos territorios que fue transitando”, concluyó Haime desde los micrófonos de Radio Arinfo.

 

 

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