“Las variables de ajuste en los geriátricos son el personal y la comida”

Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la tercera edad, hace un análisis de cómo funciona el sector luego del incendio en Belgrano que dejó cuatro muertos




Recientemente, un incendio en un geriátrico del barrio porteño de Belgrano dejó la trágica cifra de cuatro muertos. Los adultos mayores allí internados debieron ser evacuados en medio de la madrugada con ayuda de vecinos, porque en el lugar había un solo cuidador para más de 30 personas.

Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la tercera edad en la Ciudad y gerontólogo con más de 30 años de experiencia, llegó al lugar en el momento de la evacuación. Aseguró que la presencia de un solo cuidador “no lo sorprendió” y que ya ha visto “decenas de casos similares”. “En la mayoría de tragedias y catástrofes de este tipo no pudo haber evacuación por la escasa cantidad de personal en el lugar”, explicó.

El 24 de enero del año 2002 cinco abuelas murieron luego de una tormenta en un geriátrico de la calle Superí. Las mujeres estaban en un sótano, por lo que cuatro se ahogaron y una falleció por hipotermia. Había dos personas trabajando en el lugar, que no alcanzaron a evacuarlas. Todo esto ocurrió a muy pocas cuadras del incendio de los últimos días de Belgrano.

“A partir de ese hecho del 2002 se debatió, algo que suele hacerse en Argentina como respuesta del sector político, una ley de geriátricos, que no existía hasta ese momento, para control y habilitación de los mismos. Antes, estos lugares se habilitaban como cualquier negocio, sin requisitos especiales. Esa ley se hizo, pero no se reglamentó hasta el 2005, cuando murieron dos abuelas carbonizadas en un geriátrico de la calle Rocamora”, indicó Semino en diálogo con “Puente urbano” por Radio Arinfo.

A pesar de las buenas intenciones de la norma, el Defensor del Pueblo de la tercera edad reveló que esta hizo que se clandestinizaran una gran cantidad de geriátricos, que no podía adecuarse materialmente a la exigencia de la norma. Hasta entonces había unos 1100 geriátricos habilitados en la Ciudad y hoy hay 570. Es decir, quedaron en el camino más de 400, de los cuales algunos desaparecieron y otros se clandestinizaron.

Entes de contralor que fija la ley para los geriátricos son la AGC del Gobierno de la Ciudad y la Unidad de Control de Geriátricos Privados. Deben constatar desde la cuestión edilicia y los planes de evacuación hasta cuestiones esenciales como la calidad del personal. El geriátrico de Belgrano que se incendió estaba habilitado y había sido verificado pocos días antes.

“Estamos viviendo algo que no es nuevo. Los costos no se llegan a cubrir en su medida con lo que se cobra de aranceles, entonces los contrales terminan siendo laxos. Las Obras Sociales y Prepagas no internan porque están eximidas por un decreto de necesidad y urgencia del año 2002 que no fue revocado, el PAMI tarda de ocho a meses a un año en hacer la internación geriátrica y las familias no los pueden pagar. Así van surgiendo geriátricos clandestinos o los que están habilitados trabajan con una estructura de costos totalmente falaz”, sostuvo Semino.

En esa línea, precisó: “Las dos variables de ajustes en los costos de geriatría son cantidad y calidad de personal y comida. Son los dos grandes rubros que deberían garantizar la calidad de vida en la internación y son los dos sobre los cuales se recorta. Inclusive, en tema de personal, cuando se hace la inspección, este suele estar. Pero, cuando llegan las noches, los feriados, los sábados o los domingos, su presencia se disminuye a su menor expresión”.

Finalmente, el Defensor del Pueblo de la tercera edad de la Ciudad analizó este maltrato hacia los mayores desde un ángulo mucho más profundo: “Recientemente se hizo un estudio sobre gerontofobia en la sociedad. Se trata del desprecio irracional a la ancianidad, al adulto mayor. También está la gerontofobia pasiva, que es el miedo a envejecer que los ancianos generan. Entonces, el desprecio es producto del miedo y eso genera más miedo en los envejecientes: es un círculo vicioso”.

“La gerontofobia se ve desde en los haberes que no alcanza para cubrir ni el 50% de la canasta básica y todos lo aceptamos con naturalidad, hasta en los sistemas de salud, que dan una respuesta relativísima a las necesidades. También está el tema de los geriátricos y a esto se suma el hecho de que se condena a jueces por la edad”, agregó, en clara alusión al cuestionamiento que el Gobierno nacional ha hecho recientemente sobre el juez de la Corte Suprema, Carlos Fayt.

Finalmente, Semino planteó: “La sociedad moderna compensa sus economías por exclusión. Es por eso que estamos trabajando con el Papa Francisco un proyecto que sea abarcativo para todos los países para evitar la exclusión del adulto mayor ante un fenómeno creciente como el de la elongación de la vida. Va creciendo la expectativa de vida, por lo cual en la misma proporción crecen los problemas que atañen a esto y también la exclusión. Esto, en general, es desatendido por los Estados y, en mucha mayor medida, por Estados que tienen economías enclenques y que han naturalizado la exclusión”.

“El Papa Francisco dijo el año pasado en plaza San Pedro que, si excluimos a los viejos porque consideramos que no son necesarios para el mercado, no nos quejemos después de vivir en una sociedad violenta. Esto es lo que está pasando: el excluir al adulto mayor no solo es excluir una fuerza productiva importante, sino que es negar la propia historia de esa sociedad. En Argentina hoy estamos viendo eso con explicaciones pornográficas por parte del poder formal del Estado”, concluyó el funcionario desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Más información: www.gerontovida.org.ar  


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