La comunidad Qom lleva casi dos meses de acampe en el centro porteño

Félix Díaz, referente de la comunidad, pide a la Presidenta Cristina Kirchner que le dé una audiencia para charlar de las problemáticas que los afectan en Formosa




El próximo 17 de abril se cumplirán dos meses del inicio de un nuevo acampe Qom en la intersección de 9 de Julio y  Avenida de Mayo, en el centro porteño. Se trata de la segunda vez que los líderes de las comunidades aborígenes del Norte del país utilizan esta metodología para exigir a la Presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, que los reciba para interiorizarse de sus reclamos.

“Nos preocupa la falta de respuesta a las notas que hemos elevado a los tres Poderes del Estado. También le escribimos a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, para que interceda en un acercamiento a la Presidenta para que nos atienda. Queremos hablar con ella, no con un ministerio, porque la presidenta es la que tiene el poder de decidir y resolver este problema. También le mandamos una nota al secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, para que apoye este pedido ya que el INAI Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) no tiene potestad para tomar decisiones en el tema. No nos contesta ninguno de los organismos que están facultados para intervenir ante cualquier violación a los Derechos Humanos”, denunció Félix Díaz, líder de la comunidad Qom y referente del acampe.

En diálogo con “Puente urbano” por Radio Arinfo, Díaz recordó cómo fue el primer acampe que realizaron en el año 2011 y las razones por las que se levantó en aquel momento: “En abril de 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) nos otorgó una medida cautelar para salvaguardar nuestra integridad física: la mía, de mi familia y del resto de la comunidad. A partir de eso, nació una mesa de diálogo con el Gobierno, en la cual tenía intervención Florencio Randazzo como ministro del Interior. Allí se debía debatir sobre salud, territorio, agua y demás problemas sociales. Además, esa mesa de diálogo tenía a Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, Claudio Morgado del INADI, Amnistía Internacional, APDH Nacional, la Defensoría General de la Nación, el Defensor del Pueblo y al Cels  como garantes”.

“Cuando insistimos en que teníamos que tener respuestas de la presidencia, (el diputado Andrés) Larroque nos apuró. Nos dijo que teníamos que dejar de hablar con Randazzo porque el indicado para destrabar el conflicto era Aníbal Fernández como Jefe de Gabinete. Hubo una disputa interna entre ello y nos dijeron que teníamos que levantar la carpa porque, de lo contrario, se cortaba el diálogo. Yo en aquel momento era solo un vocero, no era una autoridad, pero tenía la confianza de la comunidad que, finalmente, me nombró como autoridad para debatir en la mesa y logramos que se nos inscribiera en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas. Sin embargo, no hubo reconocimiento por parte de la provincia de Formosa de mi liderazgo y el Gobierno nacional cerró la mesa de diálogo sin respuestas a los reclamos”, relató el referente de la comunidad Qom.

Sobre cómo prosiguieron los hechos en aquel entonces, reveló: “Estábamos muy presionados por Larroque. Él nos decía que íbamos a ser desalojados del acampe por La Cámpora o por Gendarmería. Y, que si levantábamos, íbamos a ser beneficiados con un subsidio. Días después, me llamaron de Gendarmería, yo pensé que me estaban haciendo una broma, pero me dijeron que les habían ordenado que tenían que levantar las carpas y a la gente, y cargar los micros para trasladar las donaciones”.

Finalmente, los reclamos de la comunidad no se resolvieron y, cuatro años después, el acampe volvió al centro porteño. “Nosotros no creemos que las cosas se resuelvan con palabras, queremos ver por escrito la propuesta del Gobierno”, reclamó Díaz.

Respecto a la actual situación, el líder Qom aseguró que no tienen “ninguna señal” por parte del Gobierno: “Puede suceder cualquier cosa, porque acá nadie cumple las leyes ni respeta los Derechos Humanos. Si nos sos parte de este Gobierno, es lo peor. Hoy no se trata del ser humano, sino de la defensa de los partidos políticos. Eso nos preocupa. Cuando cortamos Avenida de Mayo o 9 de julio, lo primeros que vienen a apretarnos son la gente de Tránsito, que nos pide que seamos flexibles y que respetemos el derecho de los trabajadores. Yo les pregunto a ellos por qué nos piden que seamos flexibles a nosotros, en lugar de presionar al Gobierno nacional y ayudarnos a que esto se destrabe. Si hay voluntad política, se puede dialogar”.

“la Iglesia y los organismos de Derechos Humanos deben intervenir. Nos presionan porque nos ven débiles, porque no tenemos acceso al asesoramiento jurídico ni dinero para contratar abogados. La ciudadanía debe entender que no queremos más muertes en nuestras comunidades por desnutrición, por falta de agua o por falta de derechos que deberían ser garantizados por el mismo Estado. ¿Quién nos entiende a nosotros? ¿Por qué tenemos que entender a los demás si nadie le da importancia a nuestra existencia? Nos preocupa y nos duele que gran parte de la ciudadanía no reconozca nuestro reclamo. No queremos estar como miserables para toda la vida, queremos la posibilidad de tener trabajo y recursos”, finalizo Díaz desde los micrófonos de Radio Arinfo.


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