“Los artesanos en la actualidad han perdido la esencia”

El ceramista cordobés Atilio López da detalles de cómo lleva adelante su labor y reniega de quienes utilizan técnicas similares a lo industrial




El alfarero y ceramista Atilio López mantiene intactas las técnicas aprendidas por sus padres de la tribu de los comechingones. Sus piezas son moldeadas y pulidas a mano, y cocidas en horno de barro. Su compromiso es perpetuar esta práctica centenaria.

“El tema de ser artesano viene de familia. Recibí la herencia  través de mis padres y abuelos. Ellos la recibieron de los aborígenes de la zona, los comechingones, que trabajaban mucho arcilla, piedra y esterilla. Tengo 15 hermanos, pero hoy soy el único que se dedica a esto. Todos sabíamos trabajar porque ayudábamos de chico a nuestros padres. El oficio lo conocíamos perfectamente todos”, recordó el artesano en diálogo con “Manos de artesano” por Radio Arinfo.

Sobre sus comienzos como trabajador independiente, ya separado de la ayuda a sus padres, contó: “Al comienzo, hacía piezas utilitarias para el uso hogareño, para la gente del lugar, como ollas, platos, fuentes o braseros para mantener la pava con agua caliente. Aprendí a trabajar desde muy jovencito y desde 1966 que estoy en ferias. La primera vez que fui fue en el 68’, en Cosquín. Allí recibí un estímulo grande porque me dieron un primer premio. Ya llevo 47 años de trabajo”.

“Yo trabajo con arcilla negra. Hace unos años estaba en una comisión nacional de artesanos. Con ella viajé a Jujuy y me entusiasmé con su arcilla, por la variedad de colores. Comencé a buscarla en mi pueblo pero no encontraba, solo había roja o gris. Entonces, a veces mezclo: hago piezas con arcilla negra y agrego roja, entonces, cuando se hace una guarda o un dibujo, levanto la roja, abajo se ve la otra y combino los dos colores. Es para hacer algo diferente, me gusta innovar un poco”, planteó.

Hoy, López está casado y tiene cuatro hijos, que siguen trabajando la arcilla. Sin embargo, asegura que las exigencias para los artesanos han cambiado: “El trabajo de la artesanía es lento, por lo tanto, no es muy rentable. Los jóvenes quieren hacer las cosas más rápido, pero esto es como cuando uno siembra y tiene que esperar a la cosecha. Todas las piezas demoran para sacarlas a la venta entre 15 y 20 días. Incluso, hay trabajos grandes que pueden llevar tres o cuatro meses”.

“Actualmente se ha perdido la parte artesanal. Hay muchas herramientas, máquinas. Por la exigencia de que se quiere hacer todo más rápido, los artesanos en la actualidad han perdido la esencia de la artesanía: quieren producir cantidad, abaratar costos y así se pierde lo artesanal. Está el tema del mercado y del mismo artesano que quiere progresar. Para que la pieza sea rentable hay que cobrarla muy cara, a muy altos precios. Por eso la mayoría busca industrializarse un poco”, agregó.

López solo utiliza como herramientas cuchillos, cucharas o piedras de pulir. Pero el modelado de la arcilla es siempre a mano, no usa ni tornos ni moldes.

“Hoy la palabra cerámica es muy amplia. Abarca un pontón de técnicas y estilos diferentes. Hoy, por ejemplo, existe la cerámica por colado a base de moldes. No se trabaja arcilla en pasta, sino que se la licua, se trabaja con moldes y salen diez o cien piezas iguales. En cambio, mis piezas pueden ser parecidas, pero nunca iguales. Yo creo que la pieza tiene que tener la esencia del artesano, estar hecha una por una. Puede tener ayuda de herramientas, pero la pieza tiene que ser única: parecida a las otras, pero no igual. Cuando hay diez o cien que son exactamente iguales, ya es seriado, es otra cosa”, remarcó el artesano desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Finalmente, habló de lo difícil que fue insertarse en el mundo dela venta de sus productos: “Cuando comencé, costaba mucho vender al turista y al cliente, veían la pieza como algo industrial. Había que contar entonces sobre  la forma de trabajo, el estilo, la materia prima, el proceso y para qué sirve el objeto, ya que muchos creían que era un adorno”.
 


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