Cómo es ser una chica trans en la Ciudad

Los prejuicios y las etiquetas que pone la sociedad pueden jugar un rol importante a la hora de vivir el día a día en una metrópolis




Emily Victoria es una joven como muchas otras en la Ciudad de Buenos Aires. Tiene 27 años y estudia Ciencias de la Comunicación. Para mantenerse, realiza trabajos de limpieza. Asegura que le es difícil encontrar un trabajo en blanco y formal “en estas condiciones”.

Cuando habla de “estas condiciones” no se refiere a la actual situación económica del país o al estado del mercado laboral en general, sino a que, por el hecho de ser una chica trans, le niegan trabajos formales y mejor remunerados.

“La importante no es la etiqueta o como te llamen. Puede ser travesti, transexual, hay miles de formas. Yo soy Emily. Me considero una chica trans, pero no me molesta si me dicen travesti. En realidad, la palabra travesti tiene una connotación negativa. El travesti no es a tiempo completo, no vive de mujer todos los días de su vida, sino que lo hace para un show o, por ejemplo, por gusto sexual. Yo soy una trans femenina”, explicó y recalcó que, en todo caso, se debe usar siempre el artículo femenino y decir “una travesti”.

En esa línea, agregó: “Hay alguna chicas trans que se autoperciben como mujeres. Yo me siento como mujer, pero hay una gran diferencia entre mi persona y una mujer que nació así. Al final, creo que nunca voy a llegar a ser como ella, que nació de esa forma: por el cuerpo, por la genitalidad, etcétera. Una persona que decide operarse u hacerse cambio de sexo, no va a ser nunca como una mujer que nació con vagina”.

En diálogo con “Contra viento y marea” por Radio Arinfo, la joven reconoció que en la sociedad aún existe mucha desinformación y, cuando la definen como “homosexual”, ella aclara: “Un gay es un hombre que se acepta como hombre y que le gustan los hombres. Hay una diferencia importante entre identidad de género y orientación sexual. Orientación es lo que le gusta a uno: los hombres o las mujeres. La identidad es como te autopercibís: hombre, mujer o ninguna de las dos. Hay gente que no adopta ningún género. Yo me siento y vivo como mujer todos los días de mi vida. Yo soy un ser femenino”.

Sobre cómo la ven los varones, dijo: “Por ahí al hombre le atrae lo femenina que soy, pero hay tipos que tiene drama con la genitalidad: aunque te vean re linda y femenina, se enfocan en que tenés pene. Es una gran contradicción en el hombre eso”.

Emily, quien manifestó estar de acuerdo con el proyecto para dar un subsidio a las travestis y trans mayores ya que “están fuera del sistema y no está bueno”, contó que la relación con sus padres llegó a ser muy conflictiva, sobre todo, en los principios de su cambio.

“Me mudé, tuve que vivir de un lado para el otro durante un tiempo. Ahora recién me van aceptando. De a poco, pero les cuesta un montón. Ellos criaron toda su vida a un varón y, de repente, se enteran que es una nena”, relató.

Finalmente, lamentó que los prejuicios sigan existiendo en la sociedad ante las personas trans, aunque valoró avances como el hecho de que una persona gay hoy sea aceptada: “En un trabajo, que una persona diga que es homosexual, está bien. No le van a decir nada ni lo van a juzgar. Es un gusto más, como decir ‘me gusta la pizza’”.

“Pero yo sí recibo prejuicios. Eso sigue estando, sobre todo por parte de los varones. No del que camina solo por la calle tranquilo, sino cuando están en grupo”, finalizó desde los micrófonos de Radio Arinfo.
 

Escuchá "Contra viento y marea" los lunes de 22 a 23 hs. por www.arinfo.com.ar   


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