Todo sobre el Shantala, el masaje para bebés

Se trata de una técnica milenaria que tiene sus raíces en la India. Un especialista cuenta cómo debe hacerse y cuáles son sus beneficios





El Shantala es un masaje intuitivo maternal, que tiene su origen en la India. Se trata de una técnica milenaria muy practicada entre las mujeres de ese país.

“El que lo descubrió y lo trajo a occidente fue un médico francés llamado Frederik Leboyer en la década de los 60’. Él se dedicaba al parto humanizado, no traumático e, invitado a un Congreso en Calcuta, descubrió a una mujer sentada en el piso con las piernas estiradas y, sobre ellas, a su bebé, al cual le hacía masajes. En esos años fue un gran descubrimiento porque a los chicos, cuando nacían, se los ‘embalsamaba’ y eran como momias porque se tenía mucho miedo de que se fracturen la columna vertebral. Leboyer se asombró de los movimientos que esa madre le hacía al bebé. Al día siguiente, le pidió permiso, le sacó una foto y le preguntó su nombre, que era Shantala”, contó David Lifar, un maestro de yoga que se ha especializado en esta técnica.

El argentino viajó en 1992 junto a su esposa a la India y preguntó sobre Shantala. Consultó si había libros y le contestaron que no, ya que se trataba de una práctica muy cotidiana, tanto como tomar mate para los argentinos.

Luego del descubrimiento de Leboyer, el Shantala se fue desarrollando en diversas partes del mundo como Alemania, Francia, Brasil y Estados Unidos. En Argentina hace cerca de una década que se dan cursos para entrenar a las madres a que lo hagan con sus hijos.

“Aquí el Shantala se hace con una característica distinta a la India: se incorpora al hombre. Hace 10 o 15 años el papel de los hombres era otro en relación a la crianza de los hijos, hoy ese rol ha cambiado y nos pareció interesante sumarlos. A veces, los hombres no saben cómo expresar cariño hacia sus hijos y por eso me pareció una idea muy tierna incorporarlos. Al principio, son reacios, pero luego trabajan con una pasión y amor que conmueve. Me pone contento que los hombres sean hoy más permeables hacia este tipo de trabajos porque los primeros que se enriquecen son ellos. La crianza de los chicos es responsabilidad de los dos padres”, recalcó Lifar en diálogo con “Con ojos de mujer” por Radio Arinfo.

El especialista explicó que el masaje es una caricia, pero tiene finalidad terapéutica: “La primera es la estimulación temprana, que el chico empiece a reconocer las distintas partes de su cuerpo. También sirve para aliviar alguna contractura por alguna posición que adquiere cuando duerme y en problemas con gases o con conciliación del sueño. Pero la finalidad más importante es el contacto piel a piel con los padres. Es una experiencia inolvidable. Es una forma de diálogo y comunicación distinta, que antes no se tenía”.

“Hay que tener en cuenta que no siempre los chicos están listos para aceptar el masaje. ES una instancia en la que interactúan campos energéticos y hay chicos que no están preparados para eso. Los padres deben saber respetar sus tiempos. Es importante el intercambio y la seguridad. No hay que ponerse nerviosos, hay que tranquilizarse”, aclaró.

Lifar también da clases de yoga a muchas embarazadas y afirma que, una vez nacidos, los bebés que concurren a Shantala luego lo reconocen y requieren de su atención: “Muchas veces lloran con los padres y, cuando yo los masajeo, no. Reconocen mi energía y mi tono de voz. Es un regalo el poder trabajar con ellos. Quiero ayudar en lo que esté a mi alcance para que las mujeres interactúen bien con sus hijos”.

A los bebés se les puede empezar a hacer masajes a los 45 días y se puede utilizar aceite para bebé. No hay que hacer todo junto, sino en partes, espaciado durante el día. Hay partes que deben preservarse para la noche porque, si se complementan con el baño y la teta, ayudan a conciliar mejor el sueño y permiten descansar a los padres.

Es recomendable hacer esta práctica hasta los 6 meses. Después, los niños y niñas se vuelven inquietos, tienen movilidad.  

“Muchos padres van a Shantala porque sus bebés no duermen y lloran, pero ahí el problema está a nivel familiar, de la preocupación y la tensión del entorno. El problema no está en el chico. Hay otros chicos que llegan con una paz maravillosa, que son pequeños budas. En esos casos, los padres y su alrededor están en armonía. Los padres transmitimos energía: si estamos tensos, preocupados o con alguna enfermedad, debemos ser cuidadosos de qué queremos transmitir”, planteó Lifar desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Y, finalmente, remarcó: “A los chicos hay que darles cariño, comprensión, mimos y alimentos. La madre debe estar tranquila. Los masajes hay que hacerlaços cuando uno está tranquilo, no cuando se entra recién de la calle porque hay que sacarse la energía negativa. Hay que prepararse mental y emocionalmente, porque los chicos son esponjas, reciben lo que los padres tienen. No se deben transmitir ni los miedos ni el carácter podrido”.
 

Escuchá "Con ojos de mujer" los martes de 14 a 15 horas por www.arinfo.com.ar


 
Comentarios
Enviá tu Comentario