La celebración del Año Nuevo Chino batió records en Belgrano

El locutor Carlos Lin habla del crecimiento de la celebración en Buenos Aires y de cómo es la vida de la comunidad oriental en la Argentina





Los días 1 y 2 de febrero se celebró el Año Nuevo Chino con un gran evento que duró dos jornadas en las Barrancas del barrio de Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires.

“Este festejo es simultáneamente universal y tremendamente local. En los últimos cinco años fue creciendo en concurrencia del público argentino y también de chilenos, uruguayos y brasileños que están haciendo turismo en el país y que saben que se hace un festejo, por lo que asisten. Hace cinco años, en el 2010, solamente hubo mil personas en la esquina de Arribeños y Olazabal en el barrio chino. Cinco años después, estamos hablando de 300 mil personas que pasaron a lo largo de dos días por las Barrancas”, destacó el locutor y conductor de TV, Carlos LIn, quien también fue parte de la organización del evento.

El presentador aseguró a “Ojos abiertos” en Radio ArinfoPlay que este crecimiento del interés por la festividad no es estrictamente local, sino que tiene que ver “con un contexto de China en el mundo” que va “desde el PBI hasta la llegada de China a las agendas de los medios en todos los países del mundo”.

“Ahora hay gente que nos quiere conocer. Nosotros ya estuvimos acá durante mucho tiempo dándonos a conocer. Pero, a principios de los 80’, cuando llegaron mis padres, no sabían el idioma y no se podían dar a conocer ni podían establecer una comunicación. 30 años después, sí lo podemos hacer”, recalcó.

Con esta celebración, la comunidad China ingresó en el año 4713. Sobre cómo se cuentan los años en esta cultura, Lin explicó: “La historia china no tiene esta cantidad de años. Es un momento arbitrario en la historia en el cual se armó este calendario. Es una historia que tiene que ver con el famoso Emperador Amarillo, a partir de crear punto de inicio y de unificar a todo el territorio con el idioma mandarín. Eso hizo mucho por lo que hoy es China: antes había diversas regiones y se dice que hay 56 etnias, de las cuales cada una puede tener su propio dialecto. Hoy ya no hay tantos. Por ejemplo, antes un taiwanés tenía su dialecto, pero alguien de Pekín tenía el suyo y alguien de cantón tenía otro. Hablando en dialecto ellos no se entendían entre sí”.

El hoy presentador del programa de TV “Chino Básico” llegó a la Argentina junto a su familia desde Taiwan cuando tenía solo dos años. Al ser consulta sobre cómo fue el proceso de integración, contó: “De chiquitos éramos los diferentes porque de aspecto somos asiáticos, de ojos rasgados, amarillos. En la Argentina, si bien no es un país que discrimine, en época escolar los chicos hacen una diferencia cruel. Ser el ‘chin chu lin’ o el ‘chino cochino’ se sufre y molesta. Entonces, uno trata de ser lo más parecido al argentino o a la sociedad donde vive. Durante mucho tiempo yo quise ser muy argentino y nada chino. Le escapé a lo chino. Eso fue durante la primaria. Ya en la secundaria, como jugábamos mucho al fútbol, la integración fue más rápida y la hicimos a través del deporte”.

“Los supermercados, por ejemplo, son una etiqueta con la que hoy carga la comunidad. Si bien es cierto que hay 5 o 6 mil supermercados chinos en la Argentina, también hay muchos que se dedican a otras profesiones, que tiene otras actividades comerciales. Todos los supermercados chinos son personas muy trabajadoras. Quizá nosotros no tengamos la capacidad para trabajar así, eso es admirable. Es una situación coyuntural, de un pueblo chino que vino a la Argentina y que tiene la necesidad de ganar dinero para devolver lo que ha pedido prestado para poder salir de su país y progresar. Muchas veces tienen más ganas de estar en China que en Argentina. No conocen prácticamente la ciudad donde viven. Están ahí para trabajar, volver y tener una mejor vida en China”, analizó Lin desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.

Finalmente, dejó un mensaje sobre lo que significa hoy China para el mundo: “Con el tiempo, China fue cambiando. Dejó de ser algo misterioso, exótico y lo otro. Ya hay mucha gente que quiere saber de qué se trata y se da cuenta de que somos los mismos, con los mismos valores y objetivos, solo que con los ojos rasgados”.

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