Un estudio permite conocer mejor al mosquito que transmite el dengue

Un grupo de estudio de la UBA ha desarrollado un modelo para estudiar la dinámica espacio-temporal de estos insectos y cómo esto repercute en la propagación de la enfermedad




La Facultad de Ciencias Exactas de la UBA ha desarrollado un modelo para el estudio del mosquito Aedes Aegypti, que es el transmisor de la fiebre amarilla y el dengue. De esta manera se investiga cómo es la dinámica espacio-temporal del insecto. Es decir, cómo se desplaza en la Ciudad y cómo van variando sus poblaciones a lo largo del año. Eso permite saber cómo se podrían propagar las enfermedades transmitidas por el mosquito.

“Desde el año 2003 estudiamos la dinámica espacio-temporal del Aedes Aegypti. Ese año construimos un primer modelo bastante sencillo que permitía describir cómo varían las poblaciones del mosquito en estadío adulto y estadío inmaduro, como huevos, larvas, pupas, a lo largo del tiempo. Sabemos que las poblaciones varían a lo largo del tiempo, porque la temperatura varía  a lo largo del tiempo. El objetivo en ese entonces era describir cómo eran esas variaciones y predecir en qué momento iban a aparecer picos de mosquitos. Además, la idea era construir bases para luego armar modelos de propagación de enfermedades”, recordó el Dr. en Ciencias Químicas Marcelo Otero, integrante del grupo de investigación.

Para construir estos modelos, se utilizan datos publicados de la biología del mosquito y los que provee el grupo de estudio del mosquito de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

“El primer modelo describía una manzana. No tenía en cuenta la espacialidad, es decir, que había muchas manzanas en la Ciudad. Era un estudio de laboratorio. Luego, se incorporó la espacialidad para simular que en la Ciudad hay muchas manzanas con una cierta cantidad de criaderos en la que puede crecer el mosquito. También se incorporó la posibilidad de que los mosquitos puedan volar de manzana a manzana, que es lo que ocurre realmente. Todo eso que incorporamos ala descripción biológica del primer modelo fue un cambio sustancial, porque nos permitió ver, no solo cómo varían las poblaciones a nivel local, sino cómo se expanden y vuelan los mosquitos en la Ciudad”, explicó el Dr. Otero en diálogo con “Un punto azul pálido” por Radio ArinfoPlay.

El especialista comentó cómo prosiguió el estudio: “A la hora de colocar una enfermedad en los mosquitos, en la tercera etapa, tuvimos en cuenta que una de las vías de propagación es debido al vuelo del mosquito. Luego, también tuvimos en cuenta que los humanos podían moverse. Si hay un humano infectado y el mosquito lo pica, levanta el virus, lo desarrolla en su interior, lo incuba, y luego vuelve a picar a otro humano, puede transmitir enfermedad. Ese mosquito puede estar en el lugar original donde se contagió o pudo haber volado y llevado la enfermedad a unan distancia mayor que la posición inicial”.

“Entonces, en el tercer modelo, incorporamos a los humanos. Así teníamos cerradoel  sistema con un vector (mosquito) y un huésped (humano). Así podemos estudiar el desarrollo de enfermedad en una ciudad”, puntualizó.

En el año 2008, el grupo de estudio construyó un modelo de propagación de dengue. Fue durante la época en que hubo dengue en forma masiva en el Norte argentino.

“Continuamente llegan casos de dengue a la ciudad, son los “casos importados” porque no se contagiaron aquí, sino que lo trajeron. Si hay vectores en altas abundancias, existe la probabilidad de que esos mosquitos piquen a las personas que llegan infectadas y se produzca algún brote de dengue en la Ciudad”, señaló el Dr. Otero.

El problema era que, en aquel entonces, no se contaban con datos históricos de epidemias de dengue en la Ciudad, porque no habían ocurrido. Entonces, desde el grupo de estudio, trataron de de construir mapas de riesgo, de estudiar cuál era la probabilidad de que ocurriera un brote de dengue, cuál sería el tamaño de la epidemia, cómo se propagaría en la Ciudad el brote, etcétera. Todo eso se tuvo en cuenta en el modelo.

“El modelo de biología del Aedes Aegypti fue evolucionando a lo largo del tiempo. Se toma información pre existente para tratar de predecir qué va a ocurrir o para explicar algo. Si el modelo no puede hacerlo, se vuelve a la biología a hacer nuevas preguntas y la información nueva se incorpora al modelo. Así este va creciendo”, planteó el Dr. en Ciencias Químicas.

Y, finalmente, detalló desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay cómo fue la evolución de este modelo sobre el cual continúan trabajando: “El primero era muy sencillo y ni siquiera contemplaba el vuelo del mosquito. El último ya tiene incluida hasta la dinámica de la comida que consume el Aedes Aegypti. Ya se sabe que la regulación de la población de mosquitos ocurre a nivel de las larvas que compiten entre sí por el alimento”.

“Los adultos colocan huevos en recipientes. Allí, la cantidad de comida es finita. Cuando muchos huevos eclosionan en un mismo recipiente y hay muchas larvas que tratan de alimentarse, estas luchan por el alimento disponible. Vimos que había cierta dinámica de la comida, que son bacterias y levaduras, cuyo ciclo de vida es termodependiente. La cantidad disminuye en invierno y aumenta en verano. Entonces, se acopló el modelo de comida al de a Aedes Aegypti. Cada vez se va complicando más el modelo y eso permite explicar cada vez más cosas”, concluyó.


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