“Mi cocina judía”, un libro de historias y afectos

La escritora Silvia Plager habla de los secretos sobre costumbres y gastronomía que encierra su nueva publicación





Aunque el título engañe, el libro “Mi cocina judía” de la escritora Silvia Plager no es una publicación de recetas tradicional. En realidad, se trata de una recopilación de historias, relatos y costumbres vinculadas a la gastronomía.

“Yo tengo libro que se llama “Como papas para varenikes”, que es una novela de humor erótico con recetas. Un día, una persona me dijo que yo manejaba mucho la cuestión de la comida en mis libros, así que tenía que escribir algo relacionado. Yo pensé que no podía escribir un libro sobre recetas porque no soy una ecónoma ni una chef, pero lo que sí podía hacer era un libro de investigación y de relatos que estuviera ligado a mi historia familiar. Por eso este libro se llama “Mi cocina judía”, porque no es LA cocina judía de todos, es la mía, la que yo tengo como recuerdo”, contó la autora al ser consultada sobre los orígenes de esta publicación.

Plager proviene de una familia judía no practicante de la religión, por lo que el libro relata las festividades judías tal como las conoció y no desde la estricta tradición. “Las fiestas eran más que nada una liturgia gastronómica. Por eso hablo de MI cocina, MI rosh hashaná, etcétera”, explicó a “Con ojos de mujer” en Radio Arinfo.

“Este libro es un homenaje a la familia, a los que ya no están, a los que vinieron hace mucho tiempo. A esa gente esforzada que no iba a comer afuera, para quienes ir a comer afuera significaba salir al patio o ir a Palermo con una cesta. Todo se festejaba en las casas, los eventos eran gastronómicos y domésticos”, destacó la escritora

“Mi cocina judía” repasa cómo se vivía el tema de la gastronomía en las casas de los inmigrantes de principios del Siglo XX: “No hay una comida judía. Hay comidaS judíaS, según la comida del lugar en el que nació ese judío. El que nació en Rusia, Polonia, Siria o en países árabes tiene su costumbre de comida específica. Todo eso quise poner en el libro: la diversidad y la memoria”.

“Todo eso es lo que he mamado como argentina, de madre y padre inmigrantes. Ellos salieron de Alemania y Polonia y se vinieron muy jóvenes, antes de la Segunda Guerra Mundial, a Buenos Aires. Sus parientes luego murieron asesinados. Mi historia, entonces, es la de muchos hijos de inmigrantes”, sostuvo.

Plager señaló que la preparación de la comida tradicionalmente judía que se hace en la Argentina es adaptada a nuestras costumbres: “Una tía mía le ponía azúcar a la comida, lo que ahora se llama agridulce. Mi mamá hacía mucho asado al horno. La cocina se adaptaba a la gastronomía local. Por ejemplo, nosotros teníamos unos vecinos italianos que comían mucha pasta. Entonces, una pasta judía que se llama kreplaj, que parece un capeletti, mi mamá la hacía con tuco en lugar de con cebolla frita, como es la costumbre”.

“Antes, las mujeres se pasaban la vida en la cocina. No habría freezer y no se tiraba nada, todo se transformaba. Por las restricciones económicas, había que arreglarse con lo poco que había. Eso hacía que la imaginación se agudizara”, valoró la escritora sobre los tiempos de antaño.

Según la propia autora, “Mi cocina judía” es un libro costumbrista, afectivo, con historias y secretos de familia. Todos, sin importar si son judíos o no, se van a sentir identificados con sus relatos. Hay recetas muy sencillas, por lo que Plager llamó a imitarlas y adaptarlas para presentar platos atractivos.

“Este es el libro que yo quería hacer, no es lo que me pidieron. Me pidieron un libro de cocina judía y terminé armando esto, porque sentí que lo otro hubiera sido una competencia con chefs y a mí no me interesaba eso. Para mí la comida está ligada a los afectos o a los rituales. No importa si es judía, italiana o lo que sea”, planteó desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Finalmente, la escritora hizo referencia a la importancia cultural y práctica de la gastronomía: “Probar alimentos es una forma de adentrarte en las costumbres de otros y de enriquecer tu paladar.    No se puede hablar de una cultura, de un pueblo o de sus costumbres si no se sabe qué comían. Para escribir este libro leí muchos otros. Uno de ellos era de Anthony Burdain y él decía que a los chicos deberían enseñarles los rudimentos de la cocina en la escuela porque la comida es algo cotidiano. La gente debería tener los conocimientos más simples para poder defenderse en la vida”.

 


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