Masacre de Avellaneda: Reabren la causa por las responsabilidades políticas

El padre de Darío Santillán, uno de los dos jóvenes asesinados, había solicitado que se recuperara la caratula de homicidio calificado por alevosía para evitar la prescripción





El pasado lunes, familiares de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, abogados de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y organizaciones políticas y sociales se presentaron en los tribunales de Comodoro Py para pedir el desarchivo de la causa por las responsabilidades políticas en torno a la Masacre de Avellaneda, ocurrida en el año 2002. Horas más tardes, el juez Ariel Lijo concedió su reclamo y decidió reabrir la causa.

En ese acto, también se solicitó que se cambie la carátula de la causa ya que, en 2006, los policías Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados por “homicidio calificado por alevosía” mientras que, cuando la causa por las responsabilidades políticas pasó a Comodoro Py, quedó caratulada como “homicidio Simple”.

“Pedimos que la causa cambie de carátula y que vuelva a la calificación por alevosía. Es que con homicidio simple prescribe más rápido, lo hace ahora en 2015. Con la otra carátula tenemos hasta 2017 para seguir luchando. Los tiempos se nos acortan y la Justicia cajonea la causa”, dijo Alberto Santillán, padre de uno de los jóvenes asesinados en la estación de Avellaneda, al programa “Puente urbano” en Radio Arinfo.

La causa apunta a desentrañar las responsabilidades políticas que se tejieron tras la cruel represión que ocurrió ese 26 de junio de 2002 y los acusados son, entre otros, Eduardo Dugalde, Felipe Solá, Carlos Ruckauf, Juan José Álvarez, Jorge Vanossi, Alfredo Atanasoff, Luis Genoud, Hugo Matzkin, Oscar Rodríguez y Aníbal Fernández.

“Duhalde era el presidente y es el que hoy se presenta en los medios diciendo que en su gobierno no hubo muertos y que las muertes de mi hijo y de Maxi las sintió como las de sus propios hijos. Eso es una ofensa, nos sigue mojando la oreja”, reclamó Santillán.

Santillán también exigió que Fanchiotti y Acosta cumplan sus penas en una cárcel común: “Les confirmaron la cadena perpetua. Son asesinos y tendrían que estar con la población carcelaria común. Sin embargo, están con un régimen semi-abierto, cosa que no debería suceder”.

“Fanchiotti era un comisario de carrera, lo conocía a Duhalde, tenía mucho poder y seguramente muchos muertos bien escondidos. No podría haber salido a cazar sin una orden clara o carta blanca del lado de los gobiernos provincial y nacional. De lo contrario, no hubiera sucedido. Mata a mi hijo y lo están filmando, fotografiando, hay muchos testigos.  Después de tironear a Darío y de dejarlo tirado en el piso, él dice que no estuvo en la estación de Avellaneda y que no tuvo nada que ver con las muertes. Horas después, lo llama (Felipe) Solá para felicitarlo por el trabajo que hizo y prometiéndole un cargo más alto que el que ya tenía. La orden del gobierno de Duhalde era clarísima, igual que la complicidad entre la policía y la política. Si no hubiese sido por las ‘pelotas’ de los fotógrafos, esto quedaba como un enfrentamiento entre piqueteros, como dijeron ellos”, recalcó el padre del joven militante asesinado en la represión.

Finalmente, Santillán anticipó desde los micrófonos de Radio Arinfo que seguirá insistiendo para que los responsables políticos de la muerte de su hijo sean condenados: “Yo no como vidrio. Sé contra quién estamos luchando y que ellos van a hacer todo lo posible para que la causa prescriba, pero soy el padre de Darío y no me puedo quedar en mi casa llorando a mi hijo. Tengo que estar en la calle luchando para que él pueda descansar en paz y para poder hacer el duelo. Hasta último momento tanto yo, como sus hermanos y compañeros, vamos a luchar para que alguna vez tengamos Justicia. Hay responsabilidades de políticos en esta causa, pero también en las de Fuentealba, Arruga y tantos otros compañeros asesinados. Son muchas las causas con responsables políticos que hoy se siguen mostrando como si fuesen los señores de la democracia o los salvadores argentinos, cuando deberían estar pudriéndose en la cárcel común, no extramuros o con regímenes semi-abiertos”.

“Darío se merece lo mejor. Ha sido un pibe que ha dado todo, hasta su vida, por los demás. La justicia no me lo va a devolver, pero espero que pueda condenar a los responsables de su muerte”, finalizó.

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