Consejos de alimentación para los pacientes en tratamiento por cáncer

Una nutricionista explica qué comidas son más beneficiosas. Hace hincapié en la necesidad de evitar la anorexia y la desnutrición





Atravesar un tratamiento contra el cáncer es algo dificultoso. Una de las cuestiones que muchas veces se suele dejar de lado es la importancia de llevar una buena alimentación en estas instancias para acompañar y favorecer la práctica de los médicos.

“El objetivo es evitar la desnutrición. Los pacientes en tratamiento tienen dificultades y hay que estar alerta, fundamentalmente a la anorexia, que es la falta de apetito. Es preferible hacer varias comidas de poca cantidad y no pocas comidas obligando al paciente a comer”, explicó la Lic. Marcela Leal, directora de la carrera de la licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimónides.

La especialista recomendó que los pacientes coman frecuentemente para evitar las nauseas y los vómitos. También dijo que el líquido debe ser fuera de las comidas y en sorbos muy pequeños.

“Lo importante para evitar nauseas es evitar los olores fuertes como los de los fritos o de los alimentos muy condimentados. Para eso, si se puede evitar que el paciente cocine, mejor. Es recomendable llevarle la comida hecha”, agregó.

En diálogo con “Trópico de cáncer” por Radio Arinfo, Leal indicó que la comida debe ser personalizada: “Todos tenemos distintos gustos y hábitos. Hay que olvidarse del menú de las clínicas. Los pacientes suelen pedir helados, jamón con melón o cosas no muy elaboradas, con sabores definidos y no mezclados. Son, en general, comidas frescas”.

“La disfagia, que es la dificultad al tragar, también es un síntoma durante los tratamientos. Para evitarla, hay que comer antes de la comida principal un poco de helado de lima o de limón. Eso hace que se estimule el refuljo deglutorio, que es el movimiento que se inicia en el esófago y que sigue hace abajo. Eso hace que el bolo alimenticio pase y vaya al estómago. También es necesaria una buena masticación y comer despacio. El té de manzanilla con limón, por ejemplo, aumenta la salivación y eso favorece que podamos tragar los alimentos. Además, se recomienda sacarle piel a los alimentos y consumir gelatinas”, precisó la especialista.

La nutricionista dijo que puede haber distintos tipos de disfagia, puede ser dificultad a tragar los líquidos, los blandos, los semi-blandos o los semi-líquidos.

Las molestias estomacales que algunos pacientes pueden expresar se deben a la mucositis, que es cuando se irritan las mucosas. “Para evitarlas hay que consumir alimentos que no tengan temperaturas muy extremas. Ni muy frías, ni muy calientes. Que no sean ni muy ácidas ni muy saladas. Hay que tener también una muy buena higiene bucal”, informó Leal.

Sobre las frecuentes diarreas o el estreñimiento, comentó: “En el primer caso hay que comer los alimentos bien conocidos y alimentos neutros como papas, zanahoria, manzana, arroz, agua o caldo de arroz. También hay que consumir tés o infusiones de hierbas suaves. Muchas veces, hay intolerancia a la lactosa, que es el azúcar de la leche. Para que no dejen de tomar leche, deben comprar las leches deslactosadas que hay en el mercado”.

“Los manuales de atención al tratamiento oncológico hacen hincapié en la valoración nutricional. Hay muchas encuestas a través de las cuales uno puede indagar si en los últimos tiempos el paciente nota que ha perdido peso, tiene menos apetito, etcétera. Hay que estar muy encima del paciente para evitar el deterioro”, recalcó la nutricionista desde los micrófonos de Radio Arinfo y sentenció que la mejor dieta es la que incluye dos días de ingesta de carnes rojas, dos de carne de pollo, dos de pescado y un tercero de legumbres.

Finalmente, habló sobre aquellos alimentos que se denominan preventivos para el cáncer a partir de las recomendaciones que hace la sociedad científica mundial: “Si uno sigue determinadas reglas, tiene menos probabilidades de tener un cáncer. Hay que evitar el sobrepeso y la ingesta de grasas saturadas, que son las de origen animal y las que son sólidas a temperatura ambiente. Hay que fomentar el consumo de fibras, vitaminas y antioxidantes a través de las frutas y verduras. Hay que consumir también alimentos ahumados y no cocinar muchos las carnes. También es importante tomar muchos líquidos y evitar el alcohol y el tabaco, que son tóxicos y nocivos”.


 
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