Lo que hay que saber sobre terapia con animales en chicos discapacitados

La psicomotrista Mariel Lezcano asegura que el eje no debe estar puesto en el perro o caballo que se involucra en el trabajo, sino en la competencia del profesional que coordina





En los últimos años, ha aumentado considerablemente la demanda de terapias con animales para chicos con distintas patologías o discapacidades. Sin embargo, una especialista en la materia llamó a hacer hincapié en la profesionalidad del terapeuta, más allá de la presencia o no de animales a la hora de llevar adelante el tratamiento.

“Mi inquietud nace hace muchos años a partir de mi amor por los animales. Siempre tuve la idea de integrarlos, especialmente a los perros, a mi actividad. Comencé a trabajar en el hipódromo de Palermo con caballos. Trabajé durante 12 años allí, con chicos con distintas discapacidades”, contó Mariel Lezcano, una psicomotricista con enfoque en salud y educación.

Como profesional, su inquietud siempre se basó en qué era lo que podía aportar desde la psicomotricidad y cómo lograr que los perros intervinieran en las terapias. Pero Lezcano no está muy de acuerdo con algunas concepciones que hoy se tienen respecto a esta metodología.

“En estos últimos años, se acostumbra en poner primero al animal, sea este perro o caballo. Que ‘los animales dan amor de manera incondicional’ es una frase hecha que ya me cansa. Las terapias existen hace muchos años y eso no cambia por un animal. Es el terapeuta el que plantea los objetivos, el que vincula y conoce al paciente. Luego, incorporamos el animal como una ayuda”, planteó en diálogo con “Integrados desde Argentina al mundo” por Radio Arinfo.

En la actualidad, la psicomotrista es la titular de “La Casita de Emma”, a través de la cual trabaja con dos perras de raza Golden que la ayudan a estimular cuestiones puntuales que necesitan los pacientes. La especialista evita llamar a los canes “herramientas”, ya que se trata de seres vivos.

El nombre del espacio es un homenaje a la primera perra que Lezcano utilizó para la terapia, que hoy tiene 12 años.

“Un perro de terapia debe jubilarse a los cinco años, pero ella nunca quiso hacerlo. En este momento, interviene cuando lo desea. Yo la dejo libre, no le prohíbo que se acerque a los chicos ni que agarre la pelota. Ella siempre se acerca, siempre está, porque es lo que hizo toda su vida”, señaló la psicomotrista.

Como especialista en la temática, Lezcano hizo referencia a las pautas que debe cumplir todo terapeuta que trabaje con animales en pos del bienestar de ellos: “Los animales que se usan en las terapias no son de circo ni deben ser explotados, como hoy se hace en algunos centros. En el momento del trabajo, ante cualquier situación que ponga en riesgo al animal, el técnico o ayudante del terapeuta debe sacarlo o parar la acción. Hay que cuidarlos de golpes o patadas”.

“También hay que chequear que no se sienta mal, moverlos, tener buenas camas y es importante la buena alimentación. A los perros, hay que sacarlos a pasear antes y después de cada terapia para desestresarlos, porque absorben mucho. Cuando terminan el trabajo, se revuelcan en el pasto para volver a recargar su energía. Trabajar en discapacidad absorbe mucha energía en animales y humanos”, agregó

Y, finalmente, destacó desde los micrófonos de Radio Arinfo: “Trabajar en discapacidad es una vocación. Trabajar en lo que uno ama es lo más grande que puede haber”.


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