Cómo relacionarnos con nuestros perros de un modo sensible y respetuoso

"Salta violeta" es una agrupación que brinda charlas en escuelas para concientizar sobre la importancia de los vínculos con nuestras mascotas





“Salta violeta” es un proyecto educativo de habilidades caninas que, en sus visitas a escuelas, combina una presentación de habilidades de perros con una charla didáctica y educativa sobre los cuidados que requieren los perros de parte de su familia. Las instructoras les enseñan a los más chicos cómo se comportan los animales y cómo aprenden.

“Vamos a escuelas públicas y privadas. Los chicos tienen mucha conexión con los perros y gatos porque son los primeros animales que los conectan con la naturaleza, sean propios o los que ven por la calle. Entonces, tienen mucho interés en lo que les mostramos. Los perros interactúan con nosotras y eso les llama la atención. Les hablamos y ellos responden con una conducta que tiene que ver con lo que se le dice”, explicó Mercedes Iacovello, integrante de “Salta violeta”, organización que cuenta con 12 perros y 7 adiestradores.

Toda la enseñanza se imparte desde el juego y luego la organización deja a los docentes materiales para que los chicos puedan seguir trabajando sobre la temática en el futuro. Les damos material para que sigan trabajando.

“Con los perros existe una conexión emocional, pero, a la vez, nos devuelven a algo muy primario. También nos remiten a algo vulnerable: son animales domésticos y dependen de nosotros. Eso es lo que queremos transmitir en estas visitas a escuelas. Nos da mucho placer compartir esto para que las personas tengan un vínculo saludable con sus animales”, sostuvo la adiestradora en diálogo con “La hora positiva” por Radio Mente Libre.

La especialista aseguró que uno de los desafíos más grandes al tener un perro es pensar cómo tratarlo: “Está el extremo de antropomorfizarlo, es decir, de pensarlo como una persona. Eso es para problema, porque estamos exigiendo y suponiendo que va a haber una respuesta relacionada con nuestro esquema de abordar la realidad y de resolver lo que se nos presenta. Por el otro lado, están los que piensan al perro como un ser primitivo, sin calidad ni sofisticación de emociones. Eso lo deja en lugar de objeto”.

“La realidad es que el perro es un animal que tiene emociones y sensibilidad. Tiene capacidad de expresar dolor, alegría, conexión y sentimientos. Eso está probado. Hoy en día, lo que se estudia de comportamiento canino es el costado de las emociones”, agregó.

“Salta violeta” participa hace tres años de la exposición ‘Nuestros Perros’ en La Rural. Trabajaron con el programa ProTenencia de la Nación, sobre tenencia responsable y promoción de cuidado en los barrios. También con ‘Mascotas de la Ciudad’ para promover la adopción y con ‘Escuelas verdes” para impartir clases sobre salud ambiental.

Iacovello hizo referencia a los cambios que han sufrido los canes con el correr de los siglos: “La realidad es que el proceso de domesticación, que lleva milenios, se sigue dando. Los seres humanos evolucionamos desde lo físico y lo anatómico. Los perros, lo mismo. Nuestra vida cambió y la de los perros que nos acompañan como animales domésticos, también. Son animales sociales: ellos están adentro del hogar y de la familia, por lo que su contexto cambia y ellos se van adaptando”.

“Ha habido una transformación del perro ‘del campo’ o ‘de afuera’. En los ámbitos urbanos, los perros tienen comportamientos que no tiene nada que ver con esa imagen. Hoy comparten lo cotidiano y por eso necesitamos educarlos, enseñarles las pautas de comportamiento que le permiten compartir eso y no sufrir”, planteó.

La integrante de “Salta violeta” hizo hincapié en la necesidad de respetar al perro y a sus instintos, que son sus impulsos primarios: “El guión en las charlas con los chicos pasa por respetar los instintos de los perros y canalizarlos de modo que permitan una convivencia armónica con la familia. Cuando hay un problema de conducta, sufre el animal y también las personas. Se termina en una situación muy tensa y no se puede incorporar en la convivencia a ese animal con el que hay un vínculo de amor. Así no se puede tener una vida saludable emociona, mental y física”.

“Como primer paso, hay que entender que la persona que toma la responsabilidad sobre un animal, siempre debe ser un adulto. Debe tener un vínculo cariñoso, pero también de respeto. Hay que dejar en claro las pautas de lo que se puede hacer y lo que no. No se puede corregir nada si primero no se enseñó. Si quiero determinadas conductas en el perro, primero debo enseñar. Hay que buscar maneras de que canalice su energía y su ansiedad con, por ejemplo, un juguete para morder”, remarcó desde los micrófonos de Radio Mente Libre.

Iacovello afirmó que los perros no actúan en base a tácticas o estrategias y que pueden leer con mucha precisión lo que está en la mente y en las emociones de los humanos: “Tienen una capacidad de asociación muy rápida, que no está filtrada por otros procesos cognitivos.  A veces no hace falta ni gritarles, solo alcanza con poner una cara”.

“Siempre hay que operar sobre el contexto y las correcciones deben hacerse en el momento preciso en que haga algo que no queremos o cuando recién sucedió el evento. Si se hace después, el perro no conecta el grito con lo que pasó antes”, señaló la especialista.

Finalmente, recomendó castrar a los perros, tanto machos como hembras: “Es algo que no trae riesgos de salud. Cuando más joven el animal, mejor. A partir de los cinco meses es posible hacerlo y es mejor si se practica antes del primer celo en hembras. Es algo que evita que se instalen conductas territoriales”.

 


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