Cómo afecta el uso de los herbicidas a los cuerpos de agua en los campos

Un grupo de científicos de la UBA estudia el comportamiento de las algas para entender cómo la contaminación puede llegar hasta los seres humanos





La producción agrícola es fundamental para el país. Sin embargo, algunas conductas de productores y el uso  poco cuidado de algunos productos pueden traer serias consecuencias en la salud de los seres humanos y de todos los organismos vivientes.

La Doctora Ángela Juárez es parte del Departamento de biodiversidad y biología experimental de facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y en los últimos años se ha dedicado a estudiar a herbicidas como el glifosato y a otros  como el Imazetapir, que se usa en reemplazo o en conjunto con el primero.

“La primera etapa fue analizar el efecto del glifosato formulado. El problema más grave es que los herbicidas se aplican en formulaciones. No es el principio activo solo, sino que tiene una serie de sustancias inertes y adyuvantes que permiten que penetre el principio activo en las hojas de la planta. Todo ese agregado puede tener componentes tóxicos”, explicó.

La profesional contó que, en el marco de su estudio, han comparado los efectos de los principios activos solos, el glifosato como ácido o sal, con los formulados. Como resultado, han descubierto que estos últimos son mucho más tóxicos  que el principio activo solo.

Su línea de estudio es en algas de agua dulce, que son una comunidad importantísima para el sostenimiento de los cuerpos de agua.

“Todos los cuerpos de agua que están alrededor de los campos de cultivo, por escurrimiento o por el viento, pueden recibir herbicidas. La comunidad que sostiene el ecosistema de estos cuerpos son las algas. Entonces, nos interesa ver el efecto de los herbicidas sobre los representantes de esta comunidad, que son los que van a determinar el sostenimiento  o no de ese cuerpo de agua”, planteó la Dra. Juárez en diálogo con “Un punto azul pálido” por RadioSofía.

En ese marco, precisó: “Las algas son la base  de las cadenas tróficas. Cumplen el mismo papel que las plantas en la tierra. Los consumidores primarios, que son los herbívoros, se alimentan de ellas y luego sigue la cadena. Si hay una desestabilización en esa comunidad, se puede desestabilizar todo el resto de la cadena y puede llegarse incluso a una  contaminación”.

“Si las algas pueden sobrevivir ante la presencia de herbicidas, acumulan los tóxicos y se los transfieren al consumidor primario y este al secundario. Eso puede llegar a peces que luego el hombre consume. Pero, si las algas no sobreviven, pueden desaparecer poblaciones que el hombre necesita explotar para consumir”, agregó.

La integrante del Departamento de biodiversidad y biología experimental afirmó que el glifosato provoca disminución del crecimiento de las algas. “Las algas tienen una alta tasa de reproducción. Cada 24 o 48 horas se reproducen. El efecto se ve analizando si, en determinado tiempo, la población de esa alga, puede crecer, aumentar su número, o no”, indicó.

“Vimos que con los herbicidas se altera esa tasa de crecimiento, o sea, se disminuye la reproducción. Eso está asociado con la inducción de procesos de estrés oxidativo. Estos llevan a que las células tengan un desbalance en sus procesos de oxido-reducción y se dispare todo hacia el lado oxidativo. Se empiezan a oxidar proteínas y lípidos. Lo primero que se daña es todo lo que tiene que ver con los cloroplastos. Hay membranas muy sensibles que son raídamente atacadas por los procesos de oxidación”, alertó.

La Dra. Juárez aclaró que aún no han comprobado si las algas acumulan estos tóxicos, pero por la evidencia que tienen hasta el momento, infieren que es así.

“Hemos iniciado ensayos de pequeñas transferencias o cadenas tróficas. Intoxicamos las algas y se las damos de comer a bivalvos, mejillones. Analizamos lo que les pasa a estos últimos y hemos encontrado signos de daño oxidativo y de toxicidad. Evidentemente, las algas lo acumularon y lo transfirieron. Solo nos falta medirlo”, señaló desde los micrófonos de RadioSofía.

Y, finalmente, sostuvo: “Esto una prueba del problema que implica el ingreso de los herbicidas en las cuencas de agua. Las algas se ven afectadas y transfieren eso al consumidor. Se trata de dar la alerta del riesgo que existe”.

 


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