“La única forma de saber de vinos es tomándolos”

El sommelier Mariano Braga habla de las características de su ocupación y da consejos para elegir un buen vino





Mariano Braga tiene 28 años, el Licenciado en Comercialización y, además, sommelier de vinos. A partir del desarrollo de esta ocupación, logró convertirse en jurado de los concursos de más importantes del mundo.

“A mí siempre me gustó la creatividad y el desarrollo de productos. Entré a la licenciatura en Comercialización y, por una cuestión de viajes, tuve la posibilidad de conocer la figura del sommelier”, contó el hoy experto en vinos, que escribe para revistas de todo el mundo y cuyo blog es uno de los más reconocidos de la temática a nivel mundial.

Paradójicamente, Braga proviene de una casa en la que nunca se tomó vino. La primera vez que tomó fue cuando comenzó a hacer el curso de sommelier. En base a su experiencia, aseguró: “La única forma de saber de vinos es tomándolos”.

“Es difícil tener la capacidad de hablar del sabor de un vino de Baja California de México, por ejemplo, si no estuviste ahí. Acá no hay acceso a vinos extranjeros. Es carísimo y difícil. Hoy es más complicado aún por el tema de importación. Necesariamente hay que probar vinos de afuera, sino te quedás afuera. Por eso hay que ir a capacitarse a otros lugares”, explicó.

Respecto a cómo es la situación en otros lugares del mundo, comentó: “Hay mercados más desarrollados: cualquier bistró chiquito de Londres tiene vinos de todos lados e, incluso, un vino del Sur de Inglaterra tal vez es más caro que uno de otras latitudes. Pero, en ese caso, estamos hablando de mercados más, de gente más inquieta, con mayor nivel de vida”.

“La carrera de sommelier en sí no es muy costosa, pero uno después necesita estar al corriente. Para eso hay que viajar y estar en contacto con enólogos, que son personas con formación en química, que hacen proyecciones de cómo la uva termina siendo vino”, señaló en diálogo con “Vino con amigos” por Radio Arinfo.

El experto en vinos consideró que “cuanto más peregrino se hace el paladar, más conocimiento uno adquiere” y habló de su formación personal: “Mi mejor experiencia a nivel vinos fue el haberme ido a tres países europeos para hacer visitas a los pueblitos más recónditos. Me tomaba tres micros, me quedaba en casas de familias, iba a las viñas y hablaba con la gente”.

 

“El buen sommelier debe ser curioso y debe estar constantemente probando cosas distintas. La infidelidad en materia de vinos es fundamental. Si uno se casa con uno y siempre compra ese, nunca va a saber. El de los vinos es un mercado gigantesco, imposible de conocer en su totalidad. Es un aprendizaje constante. No hay que quedarse quieto y en la comodidad”, recalcó.

Al ser consultado sobre cómo elegir un vino, Braga recomendó: “El precio siempre es una referencia. El sommelier, en tanto, puede ser una guía, pero es un recomendador que siempre tiene un sesgo y una impronta propia. Lo fundamental es el enólogo, que tiene un buen criterio”.

“La realidad es que la primera botella siempre la vende el diseñador y la segunda el enólogo. Uno se lleva el vino por precio y por estética y eso no está mal. Es una bebida que se relaciona a cuestiones aspiracionales y está demostrado que, cuanto más caro, más lo disfrutás”, dijo.

Para ayudar en la elección de un vino, el sommelier recomendó la aplicación para dispositivos móviles “Vivino”, a la cual calificó como “la biblia”. El programa permite sacar una foto de la etiqueta de la botella y hacer un reconocimiento de la misma. A partir de eso, se pone al usuario en contacto con otra gente que ya probó esa marca y se dan detalles sobre precios, dónde comprarlo, cómo es y opiniones de otros comparadores. Se trata de una opción buena, útil e informativa para saber sobre un vino que no se conoce.

Finalmente, Braga habló con Radio Arinfo sobre las marcas nacionales en el exterior y sobre el desarrollo del mercado local: “Los vinos argentinos no son caros en absolutos. El tema inflacionario ha complicado el tema de la competitividad. Antes, la tierra era más barata y la mano de obra también. De todas maneras, hay vinos argentinos que son muy costosos y que ‘la rompen’ en el exterior. Estos, generalmente, pertenecen a bodegas que ya están establecidas afuera y que, como tienen una producción acotada para un mercado internacional, están bien posicionados y los podemos ver en las cartas de restaurantes internacionales”.

“De todas maneras, estamos a años luz de países como Francia. Hace poco que salimos a  competir en el mundo y nos queda mucho camino por recorrer. Aún así, el camino realizado es muy bueno”, indicó.

Y, concluyó: “Hoy los vinos argentinos están buscando su identidad propia. Definitivamente, lo que abrió el juego fue la camada de enólogos que vinieron a asesorar hace algunos años pero hoy los que marcan la nueva era de los vinos nacionales, son argentinos”.



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