Cómo enseñar ciencias naturales de manera divertida

La docente Nancy Fernández compiló en un libro una serie de experiencias creativas para educar y entusiasmar a los alumnos





“Algo más que locos experimentos para hacer en clase” es el nombre que recibe esta recopilación de 100 casos para llevar las ciencias naturales de manera ingeniosa a las aulas de primaria y secundaria.

“Las ciencias naturales han dejado de ser ciencias duras para estar más vinculadas con las ciencias sociales. El objeto de enseñar ciencia en la escuela primaria o secundaria es permitir que niños y jóvenes puedan entender el entorno que los rodea y que comprendan que las sociedades y las culturas interactúan con esos fenómenos físicos, químicos y biológicos”, explicó Nancy Fernández, autora del libro, a la hora de dar cuenta del enfoque que se planteó al trabajar en él.

La publicación recopila casi ocho años de trabajo de la docente en el profesorado de biología de la Ciudad de Ushuaia.

“Sistematizamos estas experiencias e intentamos darle un contexto creativo y cultural”, señaló la bonaerense, radicada en Tierra del Fuego desde 2004, en charla con “Diálogos 3.0” por RadioSofía.

Fernández dio cuenta de una de las experiencias que se rescatan en su libro: “Se trata de una técnica para detectar sustancias que son fluorescentes, a través del uso de la lámpara ultravioleta o negra, la misma que se usa para verificar si un billete es falso. Germán, el creador de este experimento, inventó una historia por la cual los alumnos deben resolver un caso policial en el cual una de las pistas es el color encontrado en los rastros. A partir de allí, deben testear distintas muestras para detectar la sustancia y, en definitiva, al autor del crimen. En realidad, esto no dista mucho de lo que realmente se hace en las disciplinas forenses para determinar las autorías de los crímenes”.

“Lo que nosotros intentamos es fortalecer creatividad. Los experimentos se pueden encontrar en cualquier página web, pero lo importante es la estructura didáctica que el docente le pueda dar. Y, sobre todo, cómo contextualizarlo para que el chico pueda entender que ese fenómeno físico o químico que ve en el laboratorio sucede en la realidad y en su entorno cotidiano”, recalcó la docente en el aire de RadioSofía y aseguró que no es necesario tener un espacio físico determinado para llevar adelante estas experiencias porque “el laboratorio no es un espacio físico, sino una actitud”.

Al ser consultada respecto a los resultados que están iniciativas tienen en los alumnos, la docente indicó: “Se genera una situación vincular y afectiva con el docente y con el espacio. Siempre intentamos que los chicos se vayan a la casa y se acuesten pensando en las ciencias naturales. Para eso es fundamental que el docente crea que lo que enseña es importante. La situación áulica puede calar hondo en los chicos y eso los motiva”.

“A los chicos les gusta la ciencia ya que quieren conocer por qué suceden las cosas, pero a veces los docentes no nos damos cuenta de eso. Con este libro les decimos a los colegas que no es complicado ser creativos”, concluyó.




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