Héctor Bidonde: “Es un milagro volver a hacer la misma obra tras 25 años”

El prestigioso actor habla de la reposición de la obra “El contrabajo”, la cual trajo al país por primera vez en 1988





A fines de la década del 80’, el actor Héctor Bidonde compró los derechos de la obra “El Contrabajo”, con el objetivo de dirigirla en la Argentina. En un principio, Oscar Martínez iba a ser el protagonista de este unipersonal, pero por obligaciones profesionales debió desistir de su participación. Finalmente, el propio Bidonde subió al escenario, bajo la dirección de Rubén Schumacher.
 
25 años después, el actor vuelve a interpretar al personaje de este contrabajista, esta vez, en el teatro “El Tinglado” de la Ciudad de Buenos Aires.
 
“El contrabajo se transforma, no en un elemento enriquecedor de los atributos personales y artísticos, sino en un obstáculo. Tocar el violín o la flauta le hubieran permitido a este personaje tener un vínculo con un acceso más sensible y delicado, pero la mala fortuna hace que toque el contrabajo, que es un instrumento que no es manuable y que se presenta como un estorbo. A partir de eso, se juega una relación odio-amor con el instrumento que lo dificulta. Cuando describe la organización espacial y física de la orquesta, se da cuenta que está al final de todo, en un rincón”, contó Bidonde sobre la relación entre el músico y su instrumento.
 
En diálogo con “Bragatissimo” por Radio Arinfo, el actor y docente explicó que tomó clases con un contrabajista del teatro Colón para darle mayor credibilidad a su personaje.
 
“Eso fue de una enorme utilidad, porque me permite tocar algunos semitonos. Consideré que lo mínimo era brindar una relación física y sensible con el instrumento”, precisó.
 
Sobre los atractivos del unipersonal, que dura una hora y 20 minutos, señaló: “Lo fantástico de la obra es que este hombre, que es una persona de cultura media, pareciera que el único lenguaje que conoce es el de la música. Durante toda la obra, no participa de ninguna experiencia humana, social, psicológica o física, si no pone de por medio una metáfora o referencia musical. Todo remite a imágenes y ejemplos musicales”.
 
“En esta segunda puesta descubrí que es un hombre muy conservador, por no decir de la derecha extrema. Está muy aislado del mundo y su vida se reduce a esas idas y venidas desde el teatro de la ópera a su casa”, comentó.
 
Bidonde también habló de la riqueza de la caracterización del contrabajista: “Me parece maravilloso el descubrimiento que él hace de este amor que le da un impulso enorme a su actividad. Además, tiene una misión: tiene que hacer algo, tomar una determinación y llevar a cabo una acción rotunda y potente para cumplir su objetivo. Esta circunstancia lo obliga a vérselas con sí mismo, con su historia, con su relación con el instrumentos y con los directores o compositores”.
 
“En un momento determinado, de tanto hurgar y reflexionar sobre su universo personal, el personaje no puede menos que abrir su alma y su espíritu para confesarse y confesarle al espectador qué pobre vida lleva adelante, qué poco rico es él como instrumentistas,  qué poco tiene para ofrecer. Hace una confesión de una profundidad y de una riqueza que, para un hombre de sus características, es de gran importancia”, destacó en declaraciones a Radio Arinfo.
 
Finalmente, hizo hincapié en la importancia de tener la posibilidad de interpretar al mismo personaje, pero 25 años después: “Me resulta un milagro. Hice esta obra por 13 años y luego la dejé por 11. Mi asistente, al saber que yo abandoné la obra, compró los derechos y hoy es el director que me convoca para hacer el mismo personaje”.
 
“Es un redescubrimiento maravilloso. La obra estuvo quietita, 25 años esperándome. Hoy me vuelvo a encontrar con el frac, con el instrumento, con el público y es algo que me mide en mi evolución, en mi progreso y en mi trasformación”, concluyó.




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