Mimí Ardú: “Me ilusiona volver a tener una época de oro del cine argentino”

La actriz habla de su gran presente en la novela “Dulce amor” y sobre su voluntad de apoyar a los jóvenes valores de la cinematografía local

Saltó al conocimiento público gracias a su comprometida actuación en la película “El bonaerense”, sin embargo, Mimí Ardú lleva un gran camino recorrido en la escena artística nacional, con participaciones de relevancia en cine, TV y teatro.

En estos momentos, la actriz se ha vuelto a ganar el cariño del público con su personaje de Ofelia en la exitosa novela “Dulce amor”, la cual ingresó en sus momentos culminantes.

“Ella es una madre con  un hijo a punto de morir y, como era alcohólica, no le puede donar su riñón. Se toca un tema muy duro y muy difícil como es el de la donación y lo difícil que es llegar a esas instancias, donde la vida de un chico de 20 años está a punto de terminar”, sostuvo Ardú.

Asimismo, planteó: “También se toca el tema del alcoholismo y, por suerte, la gente no rechazó estas temáticas, ya que era una puesta muy riesgosa tocar cuestiones tan fuertes”

La actriz recordó con orgullo su participación en una de las películas que marcó un hito en la historia del cine nacional, como fue “El bonaerense”.

“Fue muy especial por el momento político y social que estábamos viviendo. A veces hay películas buenas películas que no trascienden porque no se encuentra una productora que invierta, pero nosotros tuvimos la suerte de poder tener un momento glorioso, con mucha trascendencia. La película estuvo muchas semanas en cartel y se repitió muchas veces en la tele”, destacó en diálogo con el programa “Bragatissimo” de Radio Arinfo.

Más allá de la tele, Ardú también hace cine y teatro, de manera simultanea. En las tablas del Cervantes, participa de la obra Argentinians, la cual se presenta a sala llena y, en la gran pantalla, acaba de terminar de filmar dos películas: “Libre de sospechas” con Miguel Habud y “Balneario La Salada” con un director chino que estudió en la Argentina.

Sobre esta última, precisó: “Se cuenta la historia de la inmigración de varios personajes de diferentes partes del mundo, que se juntan en la feria. Hay un ciudadano peruano, otro boliviano y uno chino. Yo hago a la mamá de Ignacio Toselli y después están los chinos de “graduados” y de “Un cuento chino”. También participa Paloma Contreras”.

Ardú se presentó como una gran defensora del cine nacional y de los nuevos valores. “Yo apuesto mucho a los jóvenes realizadores y, cuando me llaman, no les pregunto nada. Con tal de ayudarlos,  no me importa si tengo que hacer una escena, cinco, diez o un protagónico. Yo apuesto al cine argentino porque tengo la ilusión de que volvamos a tener una época de oro”, señaló.

“Si uno apuesta y sale bien, sale bien para todos. Pero si sale mal, es una experiencia más. Hoy los chicos están muy perdidos y no sabe lo que quieren hacer. Entonces, cuando uno encuentra la vocación, hay que ayudarlo”, sostuvo en declaraciones a Radio Arinfo.

Muchas veces la televisión funciona como chivo expiatoria de las problemáticas sociales, contradiciendo esto, Ardú salió en defensa del medio. “Siempre se le echa la culpa de las cosas malas a la TV y yo no creo que sea eso. Esto tiene que ver con la casa, con lo que se enseña y con lo que se muestra allí. En la tele hay de todo, pero uno tiene un control remoto para elegir lo que ver y, si no, también hay lecturas, hay colegios, hay universidades. No se le puede echar la culpa de todo a la TV porque la educación está en otro lugar. La clave de todo sigue siendo la familia y los buenos maestros”.

En ese sentido, la actriz rememoró a Gandolfo, como la persona que la marcó de manera positiva. “Fue una de las primeras personas que creyó en mí como actriz. Fue más que un maestro; fue un padre o un guía”, recalcó.

Finalmente, sobre su momento personal, destacó: “La parte que encontré de mí, me está trayendo muchas gratificaciones. Hay que encontrar el camino, autovalorarse y sacarse de encima a la gente que nos hace mal. Muchas veces soportamos seres siniestros que nos tiran para abajo y que no nos ayudan a crecer, entonces, hay que aprender a poner límites”.



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