Un poco de historia sobre la Zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires

Gerardo Brandáriz relata hechos y curiosidades sobre el desarrollo de ese espacio del ámbito porteño





El Bajo Flores y sus alrededores no siempre han tenido la fisonomía con la que hoy los conocemos, así lo precisó el historiador Gerardo Brandáriz en una charla con el programa “Boleto para pasear” por Frecuencia Emprender.
 
“El Bajo Flores ha cambiado muchísimo. Hoy es una zona de avenidas, clubes y parques, pero antes no era así”, comenzó explicando y, luego, amplió: “Bajo Flores se llamaba a toda la zona del viejo partido de San José de Flores, el cual incluía todo el espacio que iba de Pompeya para afuera y de Rivadavia para el sur.”
 
“Es una zona que, por sus características físicas, no fue poblada en los inicios de Buenos Aires. Era una zona muy baja y formaba parte de la cuenca del Riachuelo por lo que era muy inundable”, señaló el historiador y añadió: “Hace unos 100 años no había nada allí, los mapas de la época muestran que la zona urbanizada llegaba hasta Boedo”.
 
Brandáriz reiteró que, las características de la zona Sur de la Ciudad, hacían muy difícil no solo el establecimiento de las personas, sino también el funcionamiento del transporte y de los servicios públicos. “El Puente La Noria original estaba en lo que hoy es el autódromo y era un lugar importante porque era la única comunicación que había con las zonas suburbanas. Esa era un lugar relevante para el paso, pero este se hacía bastante difícil ya que había caminos de tierra y era un espacio muy inundable”
 
“En ese lugar también hubo un tranvía de vapor, casi rural, al cual llamaban “La maquinita” y que debió ser abandonado”, relató a los oyentes de Frecuencia Emprender y explicó: “Tuvieron que levantar todo porque al puente se lo había llevado tantas veces la crecida del Riachuelo, que no era financieramente rentable y era muy difícil de reconstruir.”
 
“Eso es un indicio de las condiciones físicas de toda esa zona: tierras muy blandas, muy bajas y llenas de arroyitos”, subrayó.
 
Brandáriz también hizo referencia a las curiosidades que muestran los mapas del suelo original de la Ciudad de Buenos Aires. “La cuenca del Riachuelo llega hasta la Avenida San Juan y, en la zona de Flores, hasta Rivadavia. Hay cauces que están a tres o cuatro cuadras de lo que hoy es Plaza Flores y todos esos arroyitos fueron aprovechados para la red pluvial y convertidos en desagües y cloacas en la década de 1920.”
 
El historiador destacó cómo el crecimiento poblacional obligaba a tapar esos cauces que cruzaban el territorio: “La Buenos Aires de 1890 es chica, llega hasta Boedo, pero la de 1914 se extendió al doble: la urbanización y la apertura de calles es tremenda y, para eso, hubo que tapar la gran cantidad de Arroyitos”
 
“Eso, por un lado, sirvió para planear y edificar pero, por el otro implicó que esos entubamientos se hicieran con materiales que no son adecuados para las condiciones de hoy en día”, finalizó.
 
 
 
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