“El crimen de Cabezas fue el peor atentado a la libertad de expresión”

Así lo afirmó Gabriel Michi, el periodista que acompañaba al reportero gráfico en la temporada en que fue asesinado en Pinamar





Pocos casos quedan en la memoria colectiva como el de José Luis Cabezas. Recién comenzaba el año 1997 y la temporada en Pinamar, que empezaba a brillar con la llegada de miles de turistas, se tiñó de negro. El 25 de enero el cuerpo del reportero gráfico fue encontrado en las afueras de al ciudad dentro de su auto calcinado, con las manos esposadas y con un tiro en la cabeza.
 
El crimen de Cabezas conmovió al mundo periodístico y a la opinión pública en general, por eso hoy sigue siendo recordado y el pedido de justicia se mantiene.
 
“Era un contexto donde había una serie de denuncias sobre hechos de corrupción y el menemismo aparecía vinculado a distintos tipos de maniobras. En relación a eso, había un empresario llamado Alfredo Yabrán que se escondía y que no quería que su imagen saliera a la luz”, recordó el periodista Gabriel Michi, quien en ese verano de 1997 cubría la temporada de verano en Pinamar para la Revista Noticias junto a Cabezas.
 
En diálogo con “De caños” por Radio Arinfo, Michi comentó porqué era tan importante conseguir la imagen del empresario: “Yabrán era claramente el poder en las sombras, el poder detrás del poder. Tenía vínculos con el poder económico, político, judicial, militar, policial y, el hecho de que no se le conociese el rostro,  hacía que su búsqueda le interesara a cualquier periodista.”
 
“A partir de una investigación que hicimos con José Luis y otros colegas, logramos el dato para poder hacer esa foto famosa junto a una nota sobre los negocios que Yabrán tenía en Pinamar. Eso fue un año antes del crimen”, repasó.
 
El periodista también recordó cómo, tras conseguir esa primicia, comenzaron a pasar cosas raras, aunque nadie nunca hubiese previsto un final tan terrible: “En la previa a la temporada de 1997 pasaron cosas a las cuales en el momento no les dimos dimensiones importantes como advertencias o llamados.”
 
“El Comisario de Pinamar le había hablado a José Luis de su hija Candela, cuando no la conocía, y una fuente nos dijo que gente de Yabrán estaba tratando de conseguir su dirección en Buenos Aires. Esas cuestiones estaban ahí, pero cobraron sentido cuando pasó lo que pasó.”, agregó.
 
Michi retornó por unos minutos a ese enero de 1997: “En el verano del crimen, nuestro objetivo era conseguir una entrevista con Yabrán. Entonces, pasábamos siempre por su casa sin saber que nuestros movimientos eran seguidos tanto por la custodia como por los policías que después terminaron matando a José Luis.”
 
“La noche del 24 llegamos juntos con José Luis a la fiesta de Andreani  y yo me retiré a la madrugada. Él se quedó con el auto que nos daba la revista por lo que a mí me alcanzó hasta el centro un colega. Al otro día José Luis no aparecía, empecé a buscarlo por todos lados y me encontré con lo terrible.”, expresó con dolor.
 
Tras el espanto llegó el proceso judicial contra los acusados por el crimen, entre ellos estaban varios policías que integraban una banda denominada “Los horneros” y Gregorio Ríos, el encargado de la custodia de Alfredo Yabrán.
 
Michi analizó el proceso seguido contra los asesinos de Cabezas: “Comparativamente con otras causas, la de José Luis tuvo una sentencia rápida con penas de prisión y reclusión perpetua para todos sus asesinos. Los problemas llegaron después con las apelaciones, el cambio en el fallo por parte de la Cámara de casación de la Provincia.”
 
“A partir de eso le bajaron la imputación a los asesinos y por el 2x1 fueron quedando libres, cumpliendo una mínima parte de la condena. Hoy solo quedan presos dos de los culpables. Salvo esos dos, el resto están en libertad. Ante semejante crimen, es increíble que no estén detenidos.”, lamentó el periodista.
 
“De todo lo que pasó en democracia, creo que el crimen de Cabezas ha sido el peor atentado contra la libertad de expresión.”, aseguró Michi en diálogo con Radio Arinfo.
 
El periodista contó cómo se sintió al enterarse del suicidio del instigador del crimen, el empresario Alfredo Yabrán: “Me generó desconfianza, pero pude acceder a la causa y confirmé lo que pasó. Muchos no lo creen, pero yo estoy convencido de que se suicidó.”
 
“Era una persona que se sentía impune y estaba acostumbrado a ser intocable. El sentir que se estaba quedando solo y que le estaban soltando la mano, pudo haber influido en su decisión final.”, consideró.
 
Finalmente, recordó a José Luis Cabezas como “un amigo”, a quien lo unía no solo el trabajo sino también la pasión por Independiente. “Él era un tipo muy divertido y disfrutaba de su trabajo. Era reportero gráfico pero también sabía de arte, por lo que lograba tomas increíbles. Tenía un carácter fuerte, pero nos llevábamos muy bien. “
 
 
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