Hijas e hijos de represores se unieron para denunciar los crímenes de sus padres

Liliana Furió habló del surgimiento del colectivo “Historias desobedientes y con faltas de ortografía”. Dio detalles del proyecto de ley que presentaron



Recientemente, un grupo de hijas e hijos de represores que tuvieron participación en la última dictadura militar presentaron un proyecto de ley para la modificación de dos artículos del Código Procesal Penal: el 178, que prohíbe denunciar a familiares directos, y el 242, que no les permite ser testigos en juicios en su contra.

“Es una apuesta bastante empinada en estos tiempos pero muy necesaria”, planteó Liliana Furió, integrante del colectivo “Historias desobedientes y con faltas de ortografía”, al programa “Nada personal” en Radio Arinfo.

Tras el fallo que en 2016 otorgó el 2x1 a condenados por delitos de lesa humanidad, se publicó una nota con la historia de Mariana Dopazo, hija de Miguel Etchecolatz. A parto de eso, una catarata de hijos e hijas de genocidas se contactaron a través de las redes sociales y se nuclearon. Convocaron a una primera reunión y fueron seis. En la segunda, ya eran más de 30.

“Nos unió el espanto. Sentimos la necesidad de denunciar el horror. Hay pruebas sobradas de que hubo terrorismo de Estado, las condenas son por genocidio, por delitos de lesa humanidad. Eso no se puede ajustar a un 2x1, es una burla, un atropello más de esta administración. Salimos a la calle a denunciar y salimos a las redes a dar testimonio de denuncia”, sostuvo Furió sobre este colectivo recientemente conformado del cual no hay antecedentes en el mundo.

En ese sentido, recalcó: “Sabemos la importancia que tiene como mensaje y como acto político no partidario. Nos interesa aportar a todos organismos de Derechos Humanos que vienen trabajando hace más de 40 años con este tema. También nos ilusiona hacer cosas desde el arte y desde la educación para la toma de conciencia”.

En tanto, respecto del proyecto de ley, dijo: “Tenemos mucha esperanza y vamos a pelear con todos los elementos jurídicos que tengamos a mano. De toda maneras, poder ponerlo en debate es importante”.

Liliana es hija de Paulino Furió, un represor que fue condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad. Sobre su historia personal, la integrante de “Historias desobedientes y con faltas de ortografía” comentó: “Mi proceso fue muy paulatino. Hacía unos cuantos años, al igual que otros compañeros, que vengo militando en espacios de resistencia al abuso de autoridad y al avasallamiento a los derechos de los colectivos minoritarios. Al principio, me avergonzaba. No solía contar quién era mi papá, después lo hice en entornos de hijos y nietos que iba conociendo. Era bien recibida, pero yo sentía una gran soledad”.

“A mi papá lo llevan a juicio en 2009. Recién ahí pude meterme de lleno en lo que le tocó a él, en la represión en Mendoza, donde él actuó. Hasta ese entonces repudiaba todo lo relacionado a la dictadura, pero no había podido mirar de frente el accionar concreto de mi papá. Ese fue un proceso de casi nueve años tremendo y dolorosísimo, pero acá estamos resistiendo con un montón de otros hijos e hijas”, concluyó desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Escuchá "Nada personal" (con la conducción de Genoveva Ares, Carla Lucero y Marcela Lucero) los sábados a las 18 horas por www.arinfo.com.ar


 
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